Tudela

Tudela
Todos mis sueños

viernes, 7 de noviembre de 2014

No habrá paz para los malvados corruptos

En el año 2011 se estrenó una película, del Director Enrique Urbizu y cuyo protagonista era José Coronado, bajo el título "No habrá paz para los malvados". El 10 de enero de 2012, fue nominada por la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España a los Premios Goya. El 19 de febrero, en la gala de los Premios Goya resultó ser la gran triunfadora de la noche, al conseguir 6 premios, entre ellos el de mejor película, mejor director y mejor actor principal, de las 14 nominaciones que tenía.

El inspector Santos Trinidad, al que da vida José Coronado, y la juez Chacón, interpretada por la actriz Helena Miquel, buscan, cada cual por su camino, la verdad y, en definitiva, la lucha contra los malvados. No trataré de hacer ningún paralelismo sobre el relato de esta película y la situación actual que, en los ambientes políticos y de representación institucional, estamos viviendo. Solamente diré que el recuerdo de esta película me ha estimulado, sobre todo desde el plano del tesón que uno y otra utilizan para acabar digamos con el mal, aunque los métodos sean cuestionables y poco aceptables democráticamente, singularmente los aplicados por el inspector Santos.

Llevamos años, meses, semanas y días padeciendo el mal, el mal de la corrupción política e institucional. Un día sí y otro también, nos despertamos con nuevos sobresaltos, con un nuevo caso de corrupción política, asqueroso, repugnante y repudiable. Seguro que me olvido de alguno, pero recordaré Gürtel, Malaya, Pokemon, Noss, EREs, Formación, Palau, Pujol, Tarjetas Black-Negras de Caja Madrid, Púnica y, lo más desastroso e inquietante para la ciudadanía, todavía no sabemos el nombre del siguiente y del siguiente del siguiente.

Lo preocupante y estimulante a la vez es que la ciudadanía afortunadamente ya no soporta ni tolera la corrupción política, como sí lo hizo algún tiempo atrás, no solo porque está harta, sino porque la misma es intolerable en una sociedad democrática, moderna y avanzada, que está sufriendo los rigores de la crisis y del desempleo.

Llevo cuarenta años de militancia política. En los inicios conviví con la ilusión y el desinterés personal, donde lo importante era lo colectivo, la mejora global, particularmente las personas y sectores con mayores dificultades, el desarrollo social y cultural, en definitiva avanzar y progresar. Hoy, en los finales, me toca convivir con el hastío social, porque la ciudadanía está harta; con el interés personal por encima del colectivo, donde la política y los políticos hemos llegado a ser uno de los principales problemas que siente nuestra sociedad, porque nosotros, no diré que todas y todos, tampoco la mayoría, pero si una parte importante y significativa, estamos defraudándoles, no estamos a su servicio sino al nuestro; con la desfachatez y la desvergüenza de significativos representantes institucionales que, después de su censurable actitud, no saben hacer lo más importante, lo digno en esos casos, lo último que les queda, dimitir.

Por todo esto, por todo lo que está ocurriendo, por todo lo que estamos conociendo, cabe decir muy poco y hacer mucho. Salvando a muchas y muchos representantes institucionales y políticos, a muchas y muchos alcaldes y alcaldesas, concejalas y concejales, parlamentarias y parlamentarios, solo podemos decir perdón, perdón por lo que se ha hecho y hoy se está conociendo, perdón, aunque en el caso personal no haya nada de qué avergonzarse, perdón porque no siempre se ha actuado con honradez y altruismo y perdón por no haber sabido estar a la altura de las circunstancias y del momento.

Pero, después de lo dicho, viene lo más importante, pasar de las palabras a los hechos. Ha llegado el momento, aunque algo tardío, de actuar, de hacer algo o mucho para que estas cosas nunca jamás vuelvan a suceder. Desde la humildad y el sonrojo, sin perder la memoria de lo acontecido, tenemos que ponernos manos a la obra. Debemos dar a la sociedad, a la ciudadanía, titular de los derechos democráticos y sociales, lo que se merece, que no es otra cosa que garantías de transparencia, honradez, desinterés personal y servicio público.

Expulsemos inmediatamente a los corruptos, ni un minuto más junto a nosotros. Modifiquemos ya las leyes que sean precisas, para que no sólo paguen su corrupción con penas y cárcel, sino que también devuelvan lo apropiado, lo robado. Actualicemos el Código Penal y la legislación de enjuiciamiento criminal, por cuanto, según ha dicho recientemente el Presidente del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo, solo sirve para los robagallinas, y nosotros estamos desgraciadamente algo rodeados de delincuentes que roban algo más que gallinas, porque, además del dinero, nos roban nuestra dignidad como sociedad. ¡Basta ya!.

Termino como he comenzado, desde el respeto a mi sociedad, pidiendo perdón, aunque no tenga individualmente motivos para hacerlo, pero si colectivamente y comprometiéndome, en la medida de mis posibilidades, a que, como el título de la película, "No habrá paz para los malvados".

jueves, 6 de noviembre de 2014

Osasuna juega su mejor partido en el Parlamento

Osasuna, el equipo de fútbol más relevante de Navarra, que despierta, como otros muchos equipos, pasiones, enfados y controversias, es un club fundado en 1920, constituyendo una entidad de gran arraigo social que trasciende, según dicen algunos, lo meramente deportivo y que, durante años, ha constituido una referencia para la sociedad navarra y un estímulo para la práctica deportiva de los jóvenes.

Como dice el preámbulo de una propuesta de Ley Foral, la cual, según parece, se dirige a facilitar la recuperación de la estabilidad financiera de la citada entidad deportiva, mediante la reestructuración de su deuda tributaria, nos recuerda que, en el año 2003 se aprobó la Ley Foral 1/2003 por la que se concedió al Club Atlético Osasuna un aval máximo de 18 millones de euros, ante diversas entidades financieras, y que actualmente la cantidad avalada asciende a 7,2 millones de euros.

También se afirma en dicho preámbulo, aunque será objeto de un futuro y riguroso análisis formal por parte de la Cámara de Comptos, que la Hacienda Tributaria de Navarra ha realizado desde 2008 diversas actuaciones para que el Club Atlético Osasuna regularizara sus obligaciones en materia fiscal y que la entidad solicitó diversos aplazamientos, al amparo de la normativa vigente.

Finalmente, aunque no se dice tal cual, el no prever que podría ocurrir lo que finalmente ocurrió, es decir el descenso de categoría, se afirma, como no podría ser de otra manera, que su situación financiera se ha visto gravemente debilitada con motivo del descenso a la Segunda División A de la Liga Nacional de Fútbol Profesional. Y yo añadiría, su situación financiera y, por supuesto, tributaria, por cuanto, al menos para mí, es tan importante lo segundo, la deuda tributaria con todos los navarros y navarras, que la situación financiera.

El abandono del "barco", de las responsabilidades al frente de Osasuna, por parte de los directivos que han llevado al Club a esta bancarrota, generó una nueva dificultad de gestión y representación, la cual se ha venido supliendo, no sin dificultades externas e internas, por la Junta Gestora, Presidida por Javier Zabaleta, persona que no tengo el gusto de conocer, pero que, como no podría ser de otra manera, respeto sinceramente. Esta Junta Gestora ha tomado las riendas de Osasuna, desde junio, y ha continuado guiando el "barco", con el gran boquete que tenía en su casco, ante la ausencia de candidaturas para regir los destinos del Club. Se ve, a la luz está, que es más fácil guiar el "barco" en la abundancia que en la precariedad.

Claro está, al menos a mi juicio, que no solo las distintas Juntas Directivas pudieran tener, que las tendrán, distintas responsabilidades, las cuales se sustanciarán en su momento, a la luz de la imprescindible auditoría independiente y rigurosa, sino que el Gobierno de Navarra, bien por acción o por omisión in vigilando, tienen responsabilidad, cuando menos política, al haber consentido y no frenado a tiempo, el sistemático y continuo crecimiento de la deuda tributaria de Osasuna con todos los navarros y navarras. Este segundo aspecto también deberá ser depurado en los ámbitos que correspondan, al amparo de las conclusiones de la futura auditoría de la Cámara de Comptos.

Pero el enfermo, el Club Atlético Osasuna, con 94 años de edad, está en la UVI y casi desahuciado, hasta tal punto que, si no se remedia antes de mediados del próximo diciembre, bajará, todavía más, de categoría profesional, con todo lo que ello representa, no solo económicamente sino social y deportivamente. Lo curioso del caso es que, este enfermo grave, de 94 años, no va a ser "operado" por el Gobierno de Navarra, que es el que debiera hacerlo, ni por ninguno de sus especialistas (hacienda o deportes), sino por un equipo externo, en este caso el Parlamento de Navarra. Una vez más, el Gobierno de Navarra, con su Presidenta Yolanda Barcina a la cabeza, no resuelve los problemas de la ciudadanía y tiene que ser el Parlamento, que sí representa al conjunto de esa ciudadanía, quien responsablemente aborde, con muchos menos medios técnicos, la "operación", la cual, como ya he indicado, es a vida o muerte.

Obviamente, como siempre hemos actuado, el PSN-PSOE, de una manera responsable, aunque manteniendo algunas dudas y sombras sobre el pasado, las cuales se deben aclarar sin ambages, suscribe y, con ello, facilita la tramitación y su posterior debate y consenso parlamentario de la propuesta o proposición de ley foral, que finalmente sirva de "operación" trascendental y salve al grave enfermo Osasuna. Es triste que un equipo deportivo, que muchos años atrás fue ejemplo de prudencia, humildad y buena gestión económica, tenga que "salvarse" no en los campos de futbol, sino en los espacios políticos y parlamentarios.

Como un ciudadano navarro más, unos últimos ruegos o peticiones, además de las referidas a la asunción de responsabilidades de todo tipo y condición, por los distintos actores, gestores del club y responsables institucionales. Que lo sucedido no vuelva a ocurrir. Que, a la hora de comprometer gastos, se tenga en cuenta que no siempre se obtienen los mismos o similares ingresos, recordando, para ello, la parábola de las "siete vacas gordas y las siete vacas flacas". Que la gestión del Club Atlético Osasuna, a partir de ahora, se base en criterios de eficacia y eficiencia, no solo deportiva sino, tan y más importante, económica, por cuanto no queremos, dentro de otros cuantos años, estar nuevamente hablando de lo mismo. Que no se asuman nuevas y mayores deudas y que, para ello, no se generen nuevos déficits.

No sé si es mucho pedir y rogar, pero es lo necesario y consecuente, para que Osasuna no vuelva a tener que jugar otro partido en el Parlamento.

jueves, 9 de octubre de 2014

Navarra y el Euskera en el siglo XXI

Nuevamente, una vez más, como un tema recurrente que lo es, al menos para algunas opciones partidarias, aparece en la agenda política, menos en la agenda social, el tema del euskera o vascuence en nuestra Comunidad Foral. Todo ello motivado, según parece, por una demanda, que seguramente será real, para que determinados alumnos y alumnas de Beriáin cursen sus estudios en el conocido como modelo "D".

Quiero recordar ahora la parte final de lo que ya manifesté en este mismo blog, el 18 de julio de 2010, en una entrada titulada "El vascuence, el otro idioma navarro", que decía: "Que sea lo más importante favorecer la unión en la diversidad cultural, como buscamos la unión con otros países europeos o americanos, con sus idiomas, con sus culturas y con sus costumbres. Navarra si, dentro de España también, pero siendo, como es, rica en su diversidad cultural y en su pluralidad idiomática o lingüística".

Debo decir a continuación que el vascuence o euskera es un idioma español, por tanto constitucional, tan navarro como vasco. Por ello, debe ser amparado y respetado institucionalmente como parte esencial de nuestra convivencia cultural y social, desde la premisa de "no imponer, no impedir", al menos en nuestra Comunidad Foral, donde no toda la ciudadanía habla dicha lengua y, pudiera ser, que parte de ella no desee aprenderla, aunque la respete como seña de identidad de Navarra.

Todos los idiomas, como parte de una colectividad, el euskera o vascuence también, tiene aspectos y partes que lo conforman, yo definiré humildemente tres: el idioma como tal y su aprendizaje; la cultura que de él se deriva y la utilización del mismo en los espacios formales, como es el administrativo. Todo ello relacionado con que dicho idioma es parte importante de nuestra Comunidad Foral, donde el castellano o español es el idioma oficial, tal y como establece nuestra digamos constitución foral, nuestra Ley Orgánica de Reintegración y Amejoramiento del Régimen Foral de Navarra (LORAFNA) de 1982, en su artículo 9º, regula lo siguiente:

1. El castellano es la lengua oficial de Navarra.

2. El vascuence tendrá también carácter de lengua oficial en las zonas vascoparlantes de Navarra. Una ley foral determinará dichas zonas, regulará el uso oficial del vascuence y, en el marco de la legislación general del Estado, ordenará la enseñanza de esta lengua.

Por tanto, en Navarra, el castellano es nuestra lengua oficial pero, a su vez, el vascuence o euskera también los es, porque es cooficial en las zonas vascoparlantes forales. Desde esta plataforma legal deberemos actuar en cada uno de los aspectos de la misma.

Parece razonable que una colectividad plural, como lo es la ciudadanía navarra, máxime con la llegada de más culturas, pero sin olvidar, todo lo contrario, las propias, conozca suficientemente, en cada uno de sus rincones, todas las manifestaciones culturales propias, tanto el zortziko en el sur, como la jora en el norte, por poner solo dos ejemplos. Esta es una responsabilidad integradora a la que se deben dedicar las administraciones públicas.

Así mismo, abordando el plano educativo, en su etapa obligatoria, también parece razonable atender las demandas que se produzcan en toda la Comunidad Foral, tanto para el aprendizaje del castellano o español en todo el territorio, como, a la inversa, el aprendizaje del vascuence o euskera, siempre desde la premisa mayor de que dicha demanda este soportada en datos reales y contrastados y que la atención de la misma no suponga un mayor coste público. Este aspecto debiera ser regulado legalmente mediante una modificación de la legislación educativa foral, por cuanto debe afectar exclusivamente a dicho plano formal y docente.

Finalmente, existe, no hay que obviarlo, el aspecto institucional o administrativo. Es decir, la lengua de uso en la relación de la ciudadanía con las administraciones e instituciones públicas correspondientes. Este plano, aunque parezca complejo, no lo es tanto, por cuanto la propia y ya citada Ley Orgánica de Reintegración y Amejoramiento del Régimen Foral de Navarra (LORAFNA) de 1982, en su artículo 9º, regula que el vascuence tendrá también carácter de lengua oficial en las zonas vascoparlantes de Navarra. Por tanto, atendiendo a nuestra propia constitución foral, en tanto que democráticamente no se cambie, yo no soy partidario de que se cambie en este aspecto, en la zona vascófona es donde las ciudadanas y ciudadanos podrán relacionarse con las administraciones públicas tanto en euskera o vascuence como es castellano o español, por cuanto ambos idiomas son oficiales en dicho territorio.

En definitiva, se trata de convivir desde la pluralidad, sin imponer nada a nadie y, a su vez, sin impedir el conocimiento cultural e idiomático en nuestra Comunidad Foral. La cultura plural y los idiomas navarros y, por ello, también españoles, son de todas y todos y, por tanto, pueden y deben ser conocidos por aquellos y aquellas que lo deseen, siempre que, al menos en el espacio educativo obligatorio, con excepción de la zona vascófona, no suponga un mayor coste público. No cabe, no obstante, pretender desbordar esta cuestión para otros fines que, al menos yo, no comparto, como lo es el intento de "culturización idiomática", como paso previo a la integración de Navarra en Euskadi. Identidad cultural si, integración política, no.

jueves, 11 de septiembre de 2014

Nuevos valores para el socialismo

Agosto es el mes vacacional por excelencia, aunque la crisis, en no pocos casos, haya dificultado, cuando no impedido, que disfrutemos del merecido disfrute personal y familiar. Durante el período estival, la sociedad tiende a relajarse frente a la realidad social y política. No obstante, los problemas continúan existiendo, las dificultades nos rodean y, en muchos casos, las soluciones no parecen accesibles, por no decir reales. Dentro de todo ello y como parte de la ciudadanía están las entidades que vertebran nuestra sociedad y, como una de ellas, los partidos políticos, que no terminan de reconquistar el visto bueno y la conformidad de la sociedad a la que deben servir y representar.

El PSOE es consciente de esta situación. Y, por si no lo fuere, los últimos resultados electorales tozudamente lo han vuelto a poner de manifiesto. Por ello, los socialistas hemos abordado un importante cambio político, sobre nuevos valores y compromisos que pasan necesariamente por una mayor transparencia y apertura a la sociedad. A ello responde la elección directa del Secretario General por parte de afiliados y afiliadas del PSOE, por primera vez en la historia democrática. Nunca ningún otro partido había aplicado tal ejercido de democracia participativa.

Culminado este proceso federal, ahora los socialistas debemos hacer lo propio también en Navarra. Primero con la celebración de primarias abiertas, para que afiliados y afiliadas, y simpatizantes, elijan al candidato del PSN-PSOE a la Presidencia del Gobierno de Navarra. Y después, tan importante como lo anterior, con la elección de un nuevo liderazgo para el socialismo navarro con la participación directa de la militancia.

La importancia de ambos procesos es crucial para el futuro del socialismo en Navarra y también, me atrevo a decir, para el futuro de Navarra como Comunidad Foral propia y diferenciada, por cuanto la importancia y el futuro apoyo electoral que podamos obtener los socialistas, por parte de la ciudadanía progresista y de izquierdas, va a depender, en muy buena medida, de cómo culminemos ambos procesos a lo largo de este 2014. Para el PSN-PSOE, desde su fundación como federación en 1982, este es un momento transcendental y sin retorno posible.

Por ello, no solo el PSN-PSOE, no solo todos sus afiliados y afiliadas, no solo sus militantes, también sus simpatizantes, las ciudadanas y ciudadanos progresistas de Navarra podrán y, si lo valoran y desean, deberán coadyuvar a la renovación del proyecto socialista. Pero, para que ese apoyo pueda ser justamente demandado y finalmente recibido, los socialistas deberemos asegurarles que hemos entendido sus demandas de cambio, que hemos leído e interpretado correctamente su mensaje de las urnas y que, para ello, nos comprometemos a actuar, en la vida pública y en el espacio político, con nuevos compromisos, aplicados estos desde nuevos valores, tales como la transparencia radical y la lucha sin cuartel contra la corrupción.

Les deberemos garantizar, incluso firmándolo ante notario si fuese necesario, que vamos a anteponer siempre los intereses generales, los de la mayoría, sobre los individuales o particulares, los de la minoría poderosa. Que vamos a propiciar un cambio político e institucional en nuestra Comunidad Foral, siempre desde el respeto al actual marco institucional de Navarra y desarrollando nuestro modelo social de solidaridad y de igualdad de oportunidades.

Para ello, no caben acuerdos con una derecha que ha laminado sustancialmente nuestro modelo social, ni con el nacionalismo, cuyo único y último objetivo es la integración de Navarra en Euskadi y, por tanto, nuestra desaparición como comunidad foral.

Estas han sido y seguirán siendo las líneas rojas que nunca deberemos cruzar, y que deberemos fijar de manera explícita y diáfana para que nadie se engañe a la hora de votar en mayo de 2015. Los socialistas deberemos ser claros y contundentes. Sí a los cambios radicales y de izquierdas en Navarra, pero dentro de unos límites conocidos por la sociedad a la que nos debemos.

Paralelamente a ello y no menos importante que lo anterior, deberemos asegurar públicamente que nuestra prioridad es la creación de empleo y la estabilidad presupuestaria. Que la fiscalidad debe servir para garantizar el estado del bienestar y no al revés; es decir, que los impuestos deben cubrir los costes de los servicios educativos, sanitarios, sociales, etc., y que los impuestos deben ser justos y, para ello, deben ser progresivos.

En definitiva, los socialistas deberemos comprometernos con la sociedad, particularmente los candidatos que resulten elegidos de los procesos que vamos a abordar en los próximos meses, diciendo lo que vamos a hacer y luego haciendo lo que hemos dicho y, todo ello, desde nuevos valores, tales como el radicalismo democrático, alejado de grupos de interés, y la plena transparencia en nuestro funcionamiento. Solo así podremos tener legitimidad para pedir el apoyo de la ciudadanía navarra progresistas y de izquierdas.

viernes, 11 de abril de 2014

Navarra, con pleno sentido

No podían pasar inadvertidas las declaraciones del Presidente del PSE-EE, Jesús Eguiguren, en las que afirmaba que "Euskal Herria es prácticamente Navarra" y que "sin ella Euskadi no tiene sentido", al tiempo que añadía que los vascos serán "independientes cuando los no nacionalistas" así lo decidan.

Mi compañero Eguiguren realiza estas reflexiones en el ejercicio democrático de su libertad de expresión. Obviamente, cada uno tiene pleno derecho a pensar y decir lo que considere oportuno, siempre que se actúe al amparo de las leyes y respetando la democracia como el método de decidir colectivamente. En este sentido, debo considerar que Jesús Eguiguren dice lo que previamente ha pensado y que, por tanto, es un planteamiento reflexivo y nada "acelerado".

Mi compañero Eguiguren, socialista del País Vasco, como él mismo declara, es un español que aspira a que se constituya una nación, un ente llamado Euskal Herria y que este ente siga siendo parte de España. Que el País Vasco siga siendo parte de España coincide con lo que sustentan todos los socialistas españoles y, por supuesto, también la militancia y la dirección plena del PSN-PSOE, cuya presidencia tengo el honor de representar.

Por tanto, desde la coincidencia en que Navarra y el resto del País Vasco sigan siendo parte del Estado Español, debe aparecer también la discrepancia, ejercida desde el mismo respeto democrático, desde la misma libertad y, cómo no, también desde la misma ideología socialista. Todos somos conocedores de la existencia y vigencia de la Disposición Transitoria Cuarta de nuestra Constitución de 1978 que, en su punto primero, establece lo siguiente: "En el caso de Navarra, y a efectos de su incorporación al Consejo General Vasco o al régimen autonómico vasco que le sustituya, en lugar de lo que establece el artículo 143 de la Constitución, la iniciativa corresponde al Órgano Foral competente, el cual adoptará su decisión por mayoría de los miembros que lo componen. Para la validez de dicha iniciativa será preciso, además, que la decisión del Órgano Foral competente sea ratificada por referéndum expresamente convocado al efecto, y aprobado por mayoría de los votos válidos emitidos." Por ello, desde el respeto a las decisiones que, en su caso, pudiese adoptar el conjunto de la ciudadanía navarra, en el citado referéndum, el PSN-PSOE no propone, ni mucho menos defiende, la integración de la Comunidad Foral de Navarra en la Comunidad Autónoma del País Vasco, menos todavía en un futuro e hipotético ente hoy denominado Euskal Herria.

Los socialistas y las socialistas de la Comunidad Foral de Navarra, que conformamos la Federación del PSOE denominada PSN-PSOE y constituida, como tal, en 1982, defendemos firme y profundamente que Navarra siga siendo un ente institucional y político propio, una comunidad diferenciada y no integrada en ningún otro ente, salvo la pertenencia al Estado Español y, a través de este, a la Unión Europea.

Navarra, sabido es, siempre ha sido una institución, en sus distintas formulaciones, individual, propia y diferenciada. El Reino de Navarra se mantuvo como tal hasta mediados del siglo XIX. Navarra nunca ha pertenecido a ningún otro ente intermedio. Nunca se ha desgajado de ninguna otra institución intermedia a la que tenga que "volver” y, desde hace muchísimos años, ha venido ejerciendo su autogobierno con pleno reconocimiento jurídico. Incluso en tiempos preconstitucionales, Navarra ha tenido y ejercido sus propias competencias en el marco del Estado Español.

Por tanto, los socialistas y las socialistas de Navarra defenderemos este modelo institucional y político, siempre desde el respeto a las decisiones colectivas que la ciudadanía navarra pudiese adoptar en su momento. Ello no es impedimento para promover, desde el respeto mutuo, acuerdos de colaboración y cooperación con otras comunidades autónomas, especialmente con aquellas que nos unen intereses económicos, sociales o culturales.

A su vez, el PSN-PSOE defenderá y desarrollará, como propias, dentro del marco de la Constitución y de la LORAFNA, nuestras lenguas, tanto el español como el euskera; así como todas las manifestaciones culturales y las singularidades propias de Navarra, en todas sus expresiones, las cuales caracterizan a esta tierra como una colectividad plural, rica y diversa.

jueves, 27 de marzo de 2014

¿Qué significado tiene la expresión "cambio de régimen"?

Vengo leyendo, con relativa reiteración, la expresión "cambio de régimen". Término que se viene utilizando, no siempre de forma literal, sino articulando el núcleo, la idea de lo que se quiere decir, sobre dicha base, con expresiones tales como: "hay que cambiar el régimen en Navarra", "este régimen está ya agotado", etc. Utilización efectuada tanto por periodistas como por articulistas, más o menos interesados o menos que más independientes, a raíz del fracasado intento para que hubiese elecciones en Navarra, junto a las europeas, el próximo 25 de mayo.

Antes de pensar que dicha utilización tiene intereses políticos, legítimos estos, por supuesto, me he parado un momento a repasar que se quiere decir con la expresión "régimen", por cuanto el término "cambio" ofrece menos dudas semánticas. No reproduciré aquí todas y cada una de sus significaciones o acepciones, solamente aquellas que vienen al caso que me ocupa.

• Sistema político por el que se rige, gobierna o administra una nación.

• Conjunto de normas o reglas que dirigen o gobiernan una cosa, o que definen la administración de un estado o de una entidad.

Por tanto, cuando se enuncia y anuncia la necesidad o conveniencia de "cambiar un régimen", lo que se nos quiere decir, de forma implícita, aunque sería mejor que fuese de forma explícita, que se quiere y aspira a "cambiar" bien el sistema político que rige o gobierna la Comunidad Foral de Navarra, bien el conjunto de normas o reglas que dirigen o gobiernan Navarra o, cuando menos, la definición de la administración de esta nuestra Comunidad.

Siendo respetable el anhelo de unos para ser impuesto a todas y todos, también sería deseable, mejor dicho imprescindible, que se nos aclarase, a todas y todos, cuando menos bastante antes del momento en que tengamos que votar, qué se quiere decir cuando se utiliza la expresión "régimen", en enunciados o frases similares a las comentadas.

¿Se quiere decir que se va a cambiar el sistema político, actualmente democrático, constitucional y parlamentario que rige y gobierna la Comunidad Foral?

¿Se pretende, por otro lado, cambiar el conjunto de normas o reglas que dirigen y rigen en Navarra, normas también democráticas, constitucionales y emanadas del Parlamento Foral?

¿Se aspira a cambiar la definición de nuestra administración foral?

Si se quiere, aspira o pretende, legítimamente insisto, espero que democráticamente también, cambiar algo, se deberá decir, inmediatamente y a reglón seguido, por qué se quiere cambiar, al objeto de que la ciudadanía, única y última depositaria de sus destinos, valore los motivos del cambio que se propone y pretende; así como, qué se va a instituir en sustitución de lo que se modifica o elimina.

Como no me imagino, menos en este siglo XXI, que se pretenda cambiar nuestro sistema político, actualmente democrático, constitucional y parlamentario, debo pensar que lo que se quiere y aspira a cambiar está referido más a cambiar el sistema institucional de la Comunidad Foral de Navarra, dejando de ser una institución constitucional, propia y diferenciada y pasando a ser, mediante la utilización de la Disposición Transitoria Cuarta de nuestra Constitución Española, una provincia o territorio histórico más, dentro de la Comunidad Autónoma Vasca, como lo son Vizcaya, Guipúzcoa o Álava.

Obviamente y para conseguir este objetivo, de paso el citado, anunciado y avalado "cambio de régimen" también conllevará, por parte de quienes aspiren a ello, un cambio de gobierno en nuestra Comunidad Foral de Navarra. Un nuevo Gobierno de Navarra, me imagino que no por mucho tiempo como tal, por cuanto dicha pretensión buscará que esta institución se transforme en la cuarta Diputación Foral de la Comunidad Autónoma del País Vasco.

Por tanto, respetando democráticamente los deseos, aspiraciones y pretensiones de quienes desean un "cambio de régimen" en la Comunidad Foral de Navarra, como resultado de la próximas elecciones, si este "cambio de régimen" conlleva lo que yo presupongo respetuosamente y que he querido reflejar en los párrafos anteriores, mi posición, como socialista y como navarro, es que no se produzca en Navarra el mencionado y deseado, por una parte de la ciudadanía navarra, "cambio de régimen".

Para ello, es democráticamente imprescindible clarificar el debate, desarrollar las propuestas, al objeto de que todas y todos sepamos, con meridiana claridad, lo que vale nuestro voto y para que servirá el votar a unas formaciones políticas u otras. El PSN-PSOE ha pretendido, pretende y pretenderá siempre, asentar primero y defender después el actual modelo institucional de Navarra, como comunidad propia y diferenciada, dentro del marco de nuestra Constitución y del Estado Español.

A su vez, también el PSN-PSOE ha aspirado, aspira y aspirará siempre, a aplicar y desarrollar, en nuestra Comunidad Foral, unas políticas progresistas, sustentadas en programas sociales justos y avanzados, en una educación convivencial, moderna y útil, que garantice la riqueza de la diversidad y fundamentalmente la igualdad de oportunidades; en una sanidad pública eficiente y en unas políticas sociales solidarias con las personas con mayores dificultades y sostenibles por el conjunto de la ciudadanía.

Por tanto, aquellos ciudadanos y ciudadanas que quieran que Navarra siga siendo una comunidad foral propia y diferenciada y que, a su vez, en ella, se desarrollen políticas progresistas, en las áreas educativas, sanitarias, sociales, etc., seguirán teniendo a los socialistas navarros para conjugar, defender y aplicar ambos espacios, no solo uno u otro de ellos, sino ambos a la vez y de forma indivisible. En definitiva, defender una Navarra como Comunidad Foral propia y diferenciada, dentro del Estado Español y, a su vez, inseparablemente, una Navarra progresista y de izquierdas, que desarrolle un verdadero estado del bienestar sostenido y sostenible.

Sé que hay alternativas y opciones políticas que defiende bien lo primero o bien lo segundo, pero no hay ninguna opción política, salvo el PSN-PSOE, que defienda, en Navarra, ambas cosas a la vez y de forma inseparable. Decir lo contrario es faltar a la verdad.

martes, 18 de marzo de 2014

Legitimidad social y legitimidad política

Este pasado fin de semana he leído atentamente, en algún medio de comunicación, las opiniones de compañeras y compañeros del PSN-PSOE, referidas estas a la situación que está atravesando mi partido, más agravada después del malogrado intento de celebrar elecciones forales el próximo 25 de mayo; también sobre el proyecto político que debe representar el PSN-PSOE y finalmente sobre el liderazgo de nuestro Secretario General, Roberto Jiménez.

Nada opinaré sobre lo expresado por ninguno de mis compañeros y compañeras, por cuanto todas y todos me merecen un respeto y, lo más importante, lo único que han hecho es ejercitar su derecho a la libertad de expresión. Una pena es que bastantes de ellos o ellas no expongan sus criterios, además de hacerlo ante la sociedad, también ante los órganos rectores del socialismo navarro. Así mismo, sería deseable que los y las socialistas nos hiciésemos autocrítica directa y personal, al menos a la vez que ejercitamos la crítica sobre terceros, no vaya a ser que se cumpla el viejo refrán: "consejos vendo y para mí no tengo", en este caso, en tiempo pasado, "para mí no tuve".

Tampoco me referiré a lo planteado en cuanto a los aspectos ideológicos o programáticos, por cuanto, la mayoría de ellos, son enunciados breves, sobre los cuales, con toda seguridad, estamos todas y todos los socialistas de acuerdo. Además, en pocos meses, el PSN-PSOE celebrará su Conferencia Política, donde se debatirán y acordarán los perfiles y las líneas ideológicas que la federación socialistas quiere ofrecer, como soluciones a los problemas, a la ciudadanía navarra. Seguro que los compañeros y compañeras "opinadores y opinadoras", desarrollarán sus enunciados con propuestas más sesudas y las aportarán a los debates de la citada conferencia, al objeto de que sean sometidas, como las demás, a la crítica previa y al consenso posterior.

Si que aprovecharé algunos trazos de lo leído para reflexionar sobre la dualidad que se está generando, no solo en nuestra federación socialista, también en otras, ante la legitimidad social que un candidato o candidata socialistas a unas primarias pueda obtener, una vez elegido o elegida, y la legitimidad política o, mejor dicho, partidaria que tiene la persona que, después de un congreso resulte elegido o elegida como Secretario/a General.

A veces se puede intuir que la insistente exigencia, legítima esta, de que se celebren, lo antes posible, unas primarias en nuestro partido, bien sea en el ámbito nacional o regional, no solo busca la elección del mejor candidato o candidata a representar al socialismo en unas futuras elecciones, sino que, además y colateralmente, busca el relevo indirecto, forzado y anticipado del líder en dicho ámbito.

Con las normas que se ha dotado el PSOE, partido que aplica ya, casi en exclusiva, el método de primarias para elegir a sus candidatos o candidatas, se busca obtener un liderazgo y una legitimidad social, desde una profundización democrática, por cuanto, pudiera llegar a ser, si así se revalida en las correspondientes elecciones, el Alcalde o Alcaldesa de una ciudad, el Presidente o Presidenta de una CC AA o de España. Pero, la persona elegida en unas primarias es eso, solo eso, ni más ni menos que eso, un candidato o candidata electoral.

Por tanto, no es la persona responsable, al menos hasta que un Congreso lo decida también democráticamente, de dirigir un partido, bien sea en el ámbito estatal, regional o local. Se podrá argumentar que los planos son complementarios y cierto es que lo son. También, que no es buena la bicefalia, seguramente no lo será, al menos en algunas formaciones políticas, por cuanto en otras es la tradición y con ella conviven armónicamente. Pero, lo cierto es que una elección, las primarias, es para ser candidato o candidata y otra elección distinta, los congresos, es para ejercer las responsabilidades, tanto la Secretaría General como el resto de las funciones de dirección en un partido, en mi caso en el PSOE y en cada una de sus federaciones.

Ambas elecciones, democráticas las dos, otorgan legitimidad a los elegidos o elegidas, una social y electoral y otra política y partidaria. Lo que no cabe es intentar entrar por la "puerta" de la primera, esto es a través de las primarias, para "ocupar" la segunda, que solo le corresponde a los afiliados y afiliadas, representados por sus delegados y delegadas, reunidos en un Congreso convocado al efecto.

Las personas que son elegidas deben cumplir con los objetivos y los plazos para los cuales fueron designadas. No hacerlo sería grave e incurriría en un incumplimiento de los compromisos adquiridos cuando se presentó como candidato o candidata. Solamente cuando el órgano supremo de control no mantuviese explícitamente el apoyo y la confianza, cosa que no ocurre en Navarra, es cuando estaría justificado proceder a su expresa ratificación o renovación. Por ello, las responsabilidades, los objetivos y los procesos de una y otra función son distintos y, por tanto, se proveen de manera diferente y en plazos disociados.

Este año el PSOE, también el PSN-PSOE, va a proceder a elegir a sus candidatos y candidatas, mediante el procedimiento de primarias. En Navarra elegiremos al candidato o candidata que presentaremos a las elecciones forales y también a los candidatos y candidatas a las elecciones municipales. Pero, por contra, este año 2014, que nadie se frustre por ello, no elegiremos a los Secretarios o Secretarias Generales, ni del PSN-PSOE, ni de ninguna de las Agrupaciones Locales.

La elecciones de nuestros líderes políticos, compañeros y compañeras socialistas, se abordará cuando proceda. Solamente recordar que sus elecciones se produjeron hace ahora unos dos años y, por tanto, solo llevan la mitad de su mandato, luego no pueden faltar a su responsabilidad libremente asumida. Sera en ese momento cuando hablaremos de elección de responsables orgánicos y no ahora que solo procede hablar de las designaciones de candidatos o candidatas electorales, salvo que lo que se pretenda, aunque no se diga, es provocar el "derrocamiento" de líder del partido, estatal, regional o local, a través de un procedimiento no establecido para ello, sino para la designación de candidatos y candidatas para unas próximas elecciones.

viernes, 14 de marzo de 2014

Navarra, PSOE, Primarias y Candidaturas

Cierto es que el Comité Federal del PSOE, celebrado pocos meses atrás, adoptó, por razonable consenso, el criterio de que ahora no es el tiempo de hablar de primarias, menos aún de candidatos o candidatas, que ahora toca trabajar para ganar las elecciones europeas. Criterio que yo comparto plenamente.

No obstante, lo ocurrido este mes en Navarra, referido al acuerdo adoptado por la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE, el pasado 5 de marzo, impidiendo, con él, la convocatoria de elecciones anticipadas en nuestra Comunidad Foral, el próximo 25 de mayo, acuerdo que, por cierto, fue "acatado" pero no "compartido" por el Comité Regional del PSN-PSOE, celebrado el pasado 6 de marzo, hace necesario abrir nuestras mentes a la reflexión, de cara a los meses de otoño, que será cuando se celebrén las primarias del PSOE, para elegir nuestro candidato o candidata a la Presidencia del Gobierno de España, en las elecciones generales de 2015.

La Comunidad Foral de Navarra ha venido siendo "pieza instrumental" del entramado institucional del Estado Español. Unos para "desgajarla" de él y "anexionarla", durante muchos años mediante la utilización de la fuerza y la violencia, a otro "ente" nuevo y distinto, todavía por construir. Otros para "sujetarla" y "mantenerla" dentro del actual modelo constitucional, esto es formando parte del Estado Español.

Pero, unos y otros han utilizado a Navarra como elemento de confrontación y ataque político y electoral, sin pensar y respetar lo que realmente cree y desea la ciudadanía navarra, elemento sustancial desde donde debe partir cualquier análisis y posterior actuación. Navarra, con sus gentes, ha sido "interpretada" casi siempre por ajenos, por actores desconocedores de los deseos intrínsecos de la ciudadanía navarra. Yo, como navarro y también, de forma inseparable, como socialista, deseo que la Navarra siga siendo una Comunidad Foral, una institución propia y diferenciada dentro del Estado Español. Otras y otros, con la misma legitimidad que yo, desean que Navarra se integre en otro ente distinto. Unos y otros, unas y otras, nos merecemos un respeto y un ejercicio libre, reitero libre y democrático a la hora de adoptar individual o colectivamente nuestras decisiones.

El futuro de Navarra, para mí como Comunidad Foral propia y diferenciada, deberemos acordarlo los navarros y navarras, en ningún caso otros y otras, por cuanto así lo dispone nuestra tan mentada y recordada, cuando interesa apelar a ella, Constitución Española, en su Disposición Transitoria Cuarta, obviamente, siempre, de una u otra forma, dentro del Estado Español.

Por ello, un partido, cualquier partido, en mi caso el PSOE, que lo considero un partido, por pura obviedad de sus actos, constitucional y, a su vez, según se autodenomina, federal, deberá entender, mejor que cualquier otro, la singularidad de Navarra y respetarla como tal, no solo en el ámbito institucional, sino también en el espacio partidario. Esto, que parece obvio e innecesario plantearlo, no viene siendo el método de decisión política de la mayoría de los partidos con implantación nacional, tanto mayoritarios como minoritarios, tampoco en el caso del PSOE.

Para todos ellos, los "forzados" e innecesarios "tirones" a Navarra, para "sujetarla" y "mantenerla" dentro del actual modelo constitucional, esto es formando parte del Estado Español, son la constante que, además de ser elemento de confrontación política y electoral, con la ciudadanía navarra en medio, aturdida y atónita, sin entender, ya en el siglo XXI, el porqué, puede conseguir el efecto contrario y, por tanto, nada deseado. Cuando, además y en todo caso, la Constitución Española garantiza la unidad del Estado Español, sea Navarra una Comunidad Foral como ahora o democráticamente deje de serlo y forme parte de la Comunidad Autónoma del País Vasco, posibilidad que yo, como ya he anticipado, como socialista y como navarro, "combatiré" democráticamente, para que esto no ocurra, pero siempre dentro de la legalidad y de las reglas de juego.

Ya va siendo hora de que el resto de los españoles y españolas, yo también me considero español, respeten nuestro ámbito de actuación social y política, constitucionalmente reconocida, siempre que esta se produzca dentro de los espacios de plena libertad y se decida democráticamente, por cuanto, esta "tutela" prolongada, además de cansar, puede aparentar que la ciudadanía navarra, aún con más de sesenta años, como es mi caso, sigue siendo menor de edad.

Por ello, cuando en otoño se postulen candidatos o candidatas a las primarias del PSOE, para elegir a nuestro candidato o candidata a la Presidencia del Gobierno de España, deberemos preguntarle abiertamente sobre estas cuestiones, al objeto de conocer públicamente su posicionamiento y, en función de ello, además de otros aspectos y criterios, también importantes, en materias económicas y sociales, decidir a quién apoyar, para que sea nuestro candidato o candidata socialista a la elecciones generales de 2015, para que lo sea también de Navarra; es decir, de los socialistas y las socialistas navarras.

Esta sí que será una oportunidad democrática, para apoyar a quién realmente crea en la mayoría de edad de la ciudadanía navarra, particularmente de las personas que, como socialistas, formamos parte de ella. También en la mayoría de edad del PSN-PSOE y, con ello, evitar reiteradas "sorpresas", que se vienen manifestando continuadamente en nuestro decidir social y político.

martes, 25 de febrero de 2014

Paro, empleo, trabajadores y cotizaciones

Mucho se viene hablando, desde hace meses, sobre la evolución del empleo en España, más intensamente desde que las cifras del desempleo tienen una dimensión inaceptable. Obviamente, la causa de este altísimo nivel de desempleo se debe a la prolongada y multifacética crisis económica, la cual se está pretendiendo superar, al menos por parte de los gobiernos conservadores, con duros ajustes, como la reforma laboral que ha quitado derechos sindicales y desregularizado el mercado, y con medidas que conllevan profundos recortes, los cuales recaen, como casi siempre, sobre los mismos, sobre los trabajadores y trabajadoras.

Nadie discute, como decía antes, que las cifras de desempleo son inaceptables. La cuestión es: ¿cómo se mide el empleo? De sobra es conocido que se están utilizando dos métodos, uno de ellos es el número de desempleados inscritos en el INEM, otro es el resultado de la EPA (Encuesta de Población Activa) y últimamente se está empezando a utilizar, como dato significativo, el número de cotizantes a la seguridad social. En ningún momento la cantidad cotizada.

Se sabe que los datos del INEM (Instituto Nacional de Empleo) solo reflejan el número de personan inscritas como demandantes de empleo. Es decir, personas demandantes de empleo pero que, a su vez, estén inscritas, luego seguramente, no se puede colegir en qué cuantía, hay personas que estén demandando un empleo, tanto en España como fuera de ella, pero que no estén inscritas en el INEM por múltiples causas, como por ejemplo que sus expectativas de encontrar un empleo no estén situadas en nuestro país o, en otros casos, que el desánimo haya paralizado la energía necesaria para recorrer las habituales y prolongadas filas de las oficinas de empleo españolas.

Por otro lado, la EPA es una encuesta que está homologada por todos los países de la Unión Europea, por tanto no es un registro alfanumérico, aunque si se aproxima a reflejar un resultado cuasi real de la situación del desempleo en España, por cuanto mide las demandas de empleo, se esté en los registros del INEM o no, se esté en España o en otro país buscando trabajo.

Finalmente, como ya apuntaba, se está utilizando el dato de personas cotizantes a la Seguridad Social, como dato significativo de la evolución del empleo en España, con la simplificación de que a más cotizantes más personas empleadas, lo cual, obviamente, no parece descabellada su utilización.

Claro que, a mi juicio, para ver la evolución de España en esta materia, sería mejor utilizar parámetros como la evolución de la masa salarial global o de la masa cotizada a la seguridad social. Por cuanto, pudiera ocurrir que estando en la actualidad trabajando unos 17 millones de personas, se pudiese pasar a 18, 19 o 20 millones de personas empleadas y la masa salarial global o la masa cotizada a la seguridad social fuese de similar importe o inferior.

¿Cómo pudiera ocurrir esto, si no es lo que ya tímidamente está ocurriendo? Pues bien sencillo. Aplicando la reforma laboral del PP, lo que está sucediendo es una fuerte reducción salarial y una modificación contractual, pasándose, en no pocos casos, de un contrato a jornada completa a uno o varios contratos a jornada parcial.

Pondré un pequeño ejemplo para explicarme, sobre una población activa de 1.000 personas, las cuales tenían un contrato a jornada completa y un salario de 1.800 euros mensuales y cotizaban un 33% a la seguridad social, lo que suponía una cotización mensual individual de 594 euros. Luego, su masa salarial global era de 1.800.000 euros/mes y su masa cotizada a la seguridad social era de 594.000 euros/mes.

Pudiese resultar que, aplicando la mencionada reforma laboral del PP, a los 1.000 trabajadores se les hubiese modificado su contrato o, de no acceder, hubiesen sido sustituidos por otros, con el objetivo falaz de crear empleo, bajo el paraguas del reparto del trabajo, y estuviesen trabajando 2.000 personas, 1.000 personas más que antes, a media jornada.

El resultado directo sobre las cifras del INEM es que habría 1.000 parados menos. Eso sería cierto, para algunos muy bueno, aunque habría que ver los efectos de esta teórica medida solidaria sobre la realidad concreta. A los reconvertidos o nuevos 2.000 trabajadores se les asigna un salario de 800 euros mensuales y una cotización del 33% a la seguridad social, lo que supondría una cotización mensual individual de 264 euros. Luego, su masa salarial global sería 1.600.000 euros/mes y su masa cotizada a la seguridad social de 528.000 euros/mes.

El ejemplo, nada descartable por otra parte, pero que nos puede servir como reflexión, es que efectivamente hay 1.000 parados menos, pero que, a su vez, la nueva situación arroja una masa salarial global de - 200.000 euros/mes y una masa cotizada a la seguridad social de - 66.000 euros/mes. Luego, por una parte, la capacidad de consumo y, con ello, de reactivación económica, de los trabajadores y trabajadoras, en la medida en que este ejemplo se expanda, se reduce y, a su vez, la financiación de las actuales y futuras pensiones, a través de las cotizaciones a la seguridad social, se aminora considerablemente, cuando, a su vez, se generan más derechos a futuros pensionistas, en la medida de que más personas, aunque con menor cuantía, estarán cotizando al sistema.

Por todo ello, si está ocurriendo o pudiese ocurrir algo similar, este es no es el camino. El camino es generar empleos de calidad para más personas. Es malo y poco aconsejable repartir la miseria. Siempre se debe repartir la riqueza. Sobre todo cuando se lee en el último informe de Oxfam que cerca del 50% de la riqueza mundial está en manos del 1% de la población, que posee, en conjunto, unos 81 billones de euros o que, según Naciones Unidas, un 20% de la población mundial, el equivalente a 1.320 millones de personas, concentra en sus manos el 82% de la riqueza en el mundo, mientras los más pobres, unos 1.000 millones de personas, sobreviven con apenas el 1,4% de la riqueza mundial. Pero, si nos centramos en España, los 20 españoles más ricos tienen la misma fortuna que los 9,5 millones de españoles más pobres.