Tudela

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Todos mis sueños

martes, 18 de marzo de 2014

Legitimidad social y legitimidad política

Este pasado fin de semana he leído atentamente, en algún medio de comunicación, las opiniones de compañeras y compañeros del PSN-PSOE, referidas estas a la situación que está atravesando mi partido, más agravada después del malogrado intento de celebrar elecciones forales el próximo 25 de mayo; también sobre el proyecto político que debe representar el PSN-PSOE y finalmente sobre el liderazgo de nuestro Secretario General, Roberto Jiménez.

Nada opinaré sobre lo expresado por ninguno de mis compañeros y compañeras, por cuanto todas y todos me merecen un respeto y, lo más importante, lo único que han hecho es ejercitar su derecho a la libertad de expresión. Una pena es que bastantes de ellos o ellas no expongan sus criterios, además de hacerlo ante la sociedad, también ante los órganos rectores del socialismo navarro. Así mismo, sería deseable que los y las socialistas nos hiciésemos autocrítica directa y personal, al menos a la vez que ejercitamos la crítica sobre terceros, no vaya a ser que se cumpla el viejo refrán: "consejos vendo y para mí no tengo", en este caso, en tiempo pasado, "para mí no tuve".

Tampoco me referiré a lo planteado en cuanto a los aspectos ideológicos o programáticos, por cuanto, la mayoría de ellos, son enunciados breves, sobre los cuales, con toda seguridad, estamos todas y todos los socialistas de acuerdo. Además, en pocos meses, el PSN-PSOE celebrará su Conferencia Política, donde se debatirán y acordarán los perfiles y las líneas ideológicas que la federación socialistas quiere ofrecer, como soluciones a los problemas, a la ciudadanía navarra. Seguro que los compañeros y compañeras "opinadores y opinadoras", desarrollarán sus enunciados con propuestas más sesudas y las aportarán a los debates de la citada conferencia, al objeto de que sean sometidas, como las demás, a la crítica previa y al consenso posterior.

Si que aprovecharé algunos trazos de lo leído para reflexionar sobre la dualidad que se está generando, no solo en nuestra federación socialista, también en otras, ante la legitimidad social que un candidato o candidata socialistas a unas primarias pueda obtener, una vez elegido o elegida, y la legitimidad política o, mejor dicho, partidaria que tiene la persona que, después de un congreso resulte elegido o elegida como Secretario/a General.

A veces se puede intuir que la insistente exigencia, legítima esta, de que se celebren, lo antes posible, unas primarias en nuestro partido, bien sea en el ámbito nacional o regional, no solo busca la elección del mejor candidato o candidata a representar al socialismo en unas futuras elecciones, sino que, además y colateralmente, busca el relevo indirecto, forzado y anticipado del líder en dicho ámbito.

Con las normas que se ha dotado el PSOE, partido que aplica ya, casi en exclusiva, el método de primarias para elegir a sus candidatos o candidatas, se busca obtener un liderazgo y una legitimidad social, desde una profundización democrática, por cuanto, pudiera llegar a ser, si así se revalida en las correspondientes elecciones, el Alcalde o Alcaldesa de una ciudad, el Presidente o Presidenta de una CC AA o de España. Pero, la persona elegida en unas primarias es eso, solo eso, ni más ni menos que eso, un candidato o candidata electoral.

Por tanto, no es la persona responsable, al menos hasta que un Congreso lo decida también democráticamente, de dirigir un partido, bien sea en el ámbito estatal, regional o local. Se podrá argumentar que los planos son complementarios y cierto es que lo son. También, que no es buena la bicefalia, seguramente no lo será, al menos en algunas formaciones políticas, por cuanto en otras es la tradición y con ella conviven armónicamente. Pero, lo cierto es que una elección, las primarias, es para ser candidato o candidata y otra elección distinta, los congresos, es para ejercer las responsabilidades, tanto la Secretaría General como el resto de las funciones de dirección en un partido, en mi caso en el PSOE y en cada una de sus federaciones.

Ambas elecciones, democráticas las dos, otorgan legitimidad a los elegidos o elegidas, una social y electoral y otra política y partidaria. Lo que no cabe es intentar entrar por la "puerta" de la primera, esto es a través de las primarias, para "ocupar" la segunda, que solo le corresponde a los afiliados y afiliadas, representados por sus delegados y delegadas, reunidos en un Congreso convocado al efecto.

Las personas que son elegidas deben cumplir con los objetivos y los plazos para los cuales fueron designadas. No hacerlo sería grave e incurriría en un incumplimiento de los compromisos adquiridos cuando se presentó como candidato o candidata. Solamente cuando el órgano supremo de control no mantuviese explícitamente el apoyo y la confianza, cosa que no ocurre en Navarra, es cuando estaría justificado proceder a su expresa ratificación o renovación. Por ello, las responsabilidades, los objetivos y los procesos de una y otra función son distintos y, por tanto, se proveen de manera diferente y en plazos disociados.

Este año el PSOE, también el PSN-PSOE, va a proceder a elegir a sus candidatos y candidatas, mediante el procedimiento de primarias. En Navarra elegiremos al candidato o candidata que presentaremos a las elecciones forales y también a los candidatos y candidatas a las elecciones municipales. Pero, por contra, este año 2014, que nadie se frustre por ello, no elegiremos a los Secretarios o Secretarias Generales, ni del PSN-PSOE, ni de ninguna de las Agrupaciones Locales.

La elecciones de nuestros líderes políticos, compañeros y compañeras socialistas, se abordará cuando proceda. Solamente recordar que sus elecciones se produjeron hace ahora unos dos años y, por tanto, solo llevan la mitad de su mandato, luego no pueden faltar a su responsabilidad libremente asumida. Sera en ese momento cuando hablaremos de elección de responsables orgánicos y no ahora que solo procede hablar de las designaciones de candidatos o candidatas electorales, salvo que lo que se pretenda, aunque no se diga, es provocar el "derrocamiento" de líder del partido, estatal, regional o local, a través de un procedimiento no establecido para ello, sino para la designación de candidatos y candidatas para unas próximas elecciones.

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