Tudela

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Todos mis sueños

martes, 17 de agosto de 2010

Impuestos y Servicios públicos

No es nuevo, ni tampoco una dicotomía el debate político y social sobre impuestos y servicios públicos. Toda la ciudadanía desea tener unos buenos servicios públicos, y de manera singular los que no tenemos unos altos ingresos con los que pagarnos directamente dichos servicios, y que además nos llegue para los gastos de la vida cotidiana.

Las sociedades occidentales inventaron, creo que por solidaridad y también por necesidad, el conocido como “Estado del Bienestar”, que nos ha permitido, a España más tarde que a otros países europeos, implantar y desarrollar derechos universales como la educación, la sanidad, las pensiones y, más recientemente, una parte importante de las políticas y servicios sociales como es la atención a la dependencia.

Algunos de estos derechos se financian íntegramente desde los impuestos y se prestan a través de los servicios públicos, gestionados bien directamente o de forma concertada. Otros obtienen una parte de su financiación a través de las cotizaciones, en función de los salarios, o del copago, en función de la renta personal y familiar.

Pero, lo que es obvio y palmario es que los servicios públicos tienen unos costes y éstos se deben financiar con ingresos, bien públicos o personales. Por tanto, la primera interrogación a respondernos es si queremos mantener o no dichos servicios públicos en España y, cómo no, en Navarra. Es decir, si queremos mantener o mejorar la educación, la sanidad, las pensiones, al menos las asistenciales o no contributivas y de viudedad, las políticas sociales o las infraestructuras.

La respuesta, sin necesidad de encuesta alguna, sería SI. Por ello, desde la opción de mantener y mejorar dichos servicios esenciales, deberemos esforzarnos primero en mejorar la gestión de los mismos, no solo desde el plano de la eficacia, hoy esto ya no es suficiente, sino desde el plano de la eficiencia. Esto es, hacer lo mismo con menor coste.

Logrado el reto de la eficiencia, eliminado el gasto superfluo y priorizado el gasto esencial sobre el secundario, si los ingresos no pueden soportar dichos gastos esenciales, habrá que optar sobre la alternativa de reducir dichos servicios esenciales o de incrementar los ingresos necesarios.

El Secretario General del PSN-PSOE, Roberto Jiménez, ha dicho en múltiples ocasiones que deben estar garantizados los servicios esenciales, la educación, la salud, las políticas sociales, etc. No podría ser de otra forma, al menos desde un planteamiento socialista. Por tanto, compartiendo la misma ideología progresista, no vislumbro otra alternativa que no sea la del incremento de los ingresos, a través de los impuestos, para mantener dichos servicios esenciales.

Recuerdo que lo primero es mejorar en la eficiencia de los servicios públicos y después, solo después, incrementar los ingresos por la vía impositiva y fiscal. Esta elección política, esta opción progresista y de izquierdas es la mejor decisión que se puede adoptar en España y también en Navarra.

Pero, para que la opción sea progresista, esta debe ser proyectada y ejecutada sobre las rentas altas, sobre los ingresos de determinado nivel que, por cierto, hasta la fecha no han soportado, al menos de manera singular, la crisis económica que estamos padeciendo, sino que la han sustentado proporcionalmente igual que el resto de los trabajadores y trabajadoras de este país.

La ciudadanía española y también la navarra entenderán y apoyarán dicha opción. Esto es, mantener y mejorar los servicios esenciales como la educación, la sanidad, los servicios sociales, la atención a la dependencia, la modernización o las infraestructuras mediante la precisa y justa modificación fiscal, dirigida, de manera singular, a las rentas más altas.

No existe divergencia entre impuestos y servicios públicos. Sí existen opciones políticas ideológicamente más conservadoras, cuya alternativa es menos impuestos y por consiguiente, menos servicios y otras, como el socialismo, más progresistas, cuya opción es servicios públicos esenciales garantizados y eficientemente gestionados, financiados desde los impuestos y solicitando mayores esfuerzos a las rentas más altas. Esta es la opción del Partido Socialista de Navarra. Esta es la posición de nuestro Secretario General, Roberto Jiménez.

martes, 10 de agosto de 2010

El cataclismo de Caja Navarra según Aralar

Ayer el dueto musical compuesto por Patxi Zabaleta y Txentxo Jiménez, ambos máximos dirigentes de Aralar en Euskadi y en Navarra respectivamente, nos deleitaban, en una veraniega rueda de prensa, con los mismos acordes musicales que vienen interpretando desde hace años, por no decir lustros.

Según Aralar versus NaBai, en Navarra casi nada funciona bien, poco regular y la mayoría de los asuntos mal. Esta partitura musical, que obedece más a intereses partidarios, que se justifica más en un distinto modelo de organización territorial de España, que se asienta más en la imperiosa necesidad de integrar a Navarra en Euskal Herría y, todo ello, fuera de España, suena en múltiples “conciertos y arengas políticas”, que protagoniza la mal llamada “izquierda abertzale”, sea esta la más o la menos “radical”, ambas primas o casi hermanas.

La impecable trayectoria de Caja Navarra que administra, por cierto y para el recuerdo de todas y todos, los ahorros de los impositores, en ningún caso ningún dinero público sino privado, se ha consolidado en este nuevo escenario económico y financiero creando una llamada “fusión fría”, con otras Cajas de Ahorros de España, cuyo resultado ha sido la constitución de esta nueva entidad conocida como BANCA CÍVICA. Eso si, manteniendo la peculiaridad e independencia de Caja Navarra como entidad que deviene de un régimen foral como el de Navarra.

Los resultados de las simulaciones realizadas por el Banco de España han sido utilizados políticamente por los dirigentes de Aralar para proclamar a los cuatro vientos forales que, por decirlo de alguna manera, Caja Navarra, dentro de la nueva realidad de Banca Cívica, esta “gravemente enferma” y que tiene difícil solución.

Según estos interpretes de la política, venteando la misma música, la situación de Caja Navarra solo tiene una y única solución, integrarse en una Confederación de Cajas Vascas. Como según ellos mismos han dicho en otras ocasiones que Navarra solo tiene una y única solución política e institucional, integrarse en una Confederación Vasca, conocida como Euskal Herría.

Vaya músicos que tiene Aralar, vaya partitura que, en Navarra, nos interpreta NaBai o, al menos, los que mandan en esta coalición. La solución a los problemas, a todos los problemas, es que Navarra deje de existir como comunidad propia y diferencia y pase a integrarse en otra superior, me imagino que por el número de habitantes, no por el territorio, llamada Euskal Herría. ¿No dice y persigue los mismo, aunque con la extorsión y las pistolas, ETA y sus aliados?

Pues NO. Al menos yo y muchas y muchos como yo NO. Navarra es y debe ser una histórica Comunidad Foral, más histórica que las demás, integrada en España, en Europa y en el Mundo, que mantiene su estatus a través del título jurídico que le otorgó la Constitución Española de 1978 y que la mayoría de su ciudadanía desea trabajar colectivamente para que sus instituciones públicas y privadas, políticas, económicas y sociales, vayan mejorando y adaptándose a los nuevos tiempos y necesidades. ESTA SI ES LA SOLUCIÓN, TRABAJAR DESDE AQUÍ PARA LA CIUDADANÍA DE AQUÍ.