Tudela

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Todos mis sueños

domingo, 6 de noviembre de 2011

Buscando la solidaridad sostenible

En tiempos de dificultades, en momentos de estrecheces económicas, en circunstancias especiales las organizaciones, las entidades o las familias optan por mantener lo imprescindible por delante de lo importante. Eso mismo deben hacer, al menos es lo que yo pienso, todas las administraciones públicas. Hacer lo contrario o mirar para otro lado o vivir con la nostalgia del pasado, de lo que pudo pero ya no puede ser, es sencillamente asumir una irresponsabilidad que no tiene ni espacio ni tiempo en estas circunstancias.

Eso es lo que está haciendo el Departamento de Política Social, Igualdad, Deporte y Juventud del Gobierno de Navarra, bajo la responsabilidad de Elena Torres. Afrontar la realidad, analizar las alternativas, preservar lo importante y decidir con responsabilidad bajo un modelo social progresista que permite, a la luz de cualquier analista independiente, la comparación con otros modelos de gestión pública que se estén aplicando, con las mismas vicisitudes, en otras latitudes de España.

Prueba de esto es el Proyecto de Presupuestos del citado Departamento para el año 2012 o las inejecuciones aplicadas, con escaso espacio presupuestario y tiempo de aplicación al actual Presupuesto de 2011. Asumir su responsabilidad, como dijo Elena Torres en su primera comparecencia parlamentaria como Consejera, es digna, al menos, de respeto y consideración, aunque las decisiones adoptadas sean difíciles y complejas y éstas puedan, como no, ser criticadas y no compartidas por otras opciones políticas que no tienen la responsabilidad de gestionar o, lo más grave, ni tan siquiera aspiran a ello.

Pero no podemos ni debemos olvidar lo que Elena Torres ha dicho, no hace muchos días, en otra más reciente comparecencia parlamentaria. Entre otras muchas cuestiones, informaciones o reflexiones, manifestó que: “el fraude es el mayor enemigo de la solidaridad” o también dijo que: “la solidaridad debe ser sostenible”.

La Consejera Elena Torres, los socialistas en general y mi persona en particular apostamos por el desarrollo y consolidación de un estado social y democrático de derecho, aun en tiempos de crisis, conformado también por una Navarra solidaria. Pensamos que la solidaridad es un valor intrínseco de los progresistas y creemos que Navarra ha sido y va a seguir siendo solidaria con los más desfavorecidos, tanto dentro de nuestra Comunidad Foral, como fuera de nuestro país, en este caso sobre los pilares de la cooperación internacional al desarrollo.

Decisiones políticas, sustentadas en principios y valores progresistas y solidarios, como las expuestas recientemente sobre el Programa de Renta Básica, ilustran el compromiso social del socialismo navarro. Creer y, en consecuencia, proponer que la inmigración debe ser regular, dentro del marco legalmente establecido, con el fin de que las personas inmigrantes sean objeto de derechos y deberes, como cualquier otra persona o entender que el marco de atención a las personas más desfavorecidas se circunscribe a aquellas que ya residen entre nosotras y nosotros y no se puede extender, por imposibilidad material, a otras que no residen ya en Navarra, son principios y valores mayoritariamente compartidos por la ciudadanía de nuestra Comunidad Foral.

Mantener, sin rebajas, los importes de estas prestaciones es definir una apuesta clara por el sostenimiento en Navarra de un estado de bienestar solidario pero indisolublemente también sostenible, sobre todo cuando el importe de esta prestación es el más alto de España. Esta y no otra es la constatación de una voluntad, de un compromiso progresista del Departamento del Política Social, Igualdad, Deporte y Juventud de la Comunidad Foral, bajo la dirección de Elena Torres.

Plantear el necesario desarrollo de una contraprestación cuando se percibe la Renta Básica, rebautizada como Renta de Inclusión Social, por cuanto ese y no otro es su objetivo, la inclusión social, es avanzar en la línea del compromiso compartido, es poner de relieve que nada es gratuito y que todo está sujeto a derechos y deberes, que está sustentado en pilares de normalización y que todas y todos algo tenemos que decir y hacer en esta materia, la sociedad, las administraciones públicas y, como no, también las personas que están acogidas al citado programa social.

El objetivo de este programa, la Renta de Inclusión Social, tiene, a día de hoy, una amplia puerta de entrada y una estrecha puerta de salida. Por ello, es obligación de todas y todos, empezando por las administraciones públicas, el invertir estos parámetros y que, al menos, ambas puestas tengan las mismas dimensiones. Por tanto, no podemos olvidar, ni por un minuto, que el empleo es el método insustituible de inclusión social.

Este es el objetivo último, el empleo. Pero el empleo es un producto que crece en un campo favorable, sin inclemencias. En tanto estas inclemencias aminoran o desaparecen no podemos ni debemos perder el tiempo. La mejora de la empleabilidad de las personas sin empleo y, en este caso, también sin recursos económicos, es lo imprescindible, por delante de lo importante (frase ya acuñada por la Conejera de Política Social, Igualdad, Deporte y Juventud del Gobierno de Navarra). La formación dentro de los programas desarrollados por el Servicio Navarro de Empleo, en el marco de sus competencias y desarrollando todas las herramientas de las políticas activas de empleo, es el engarce de salida, es la fuerza que ensanchará la puerta.

En resumen, atender a nuestros conciudadanos, apostar por una inmigración legal y reforzar los compromisos mutuos, mediante los acuerdos de incorporación sociolaboral y la mejora de la empleabilidad a través de los programas formativos, dentro del marco de las políticas activas de empleo cuya competencia plena tiene nuestra Comunidad Foral, es un compromiso que puede no ser compartido, pero que tiene una clara orientación social y progresista.

La solidaridad no es una fuente inagotable, quien piense lo contrario se equivoca. La solidaridad es una energía positiva que la ejercemos racionalmente los seres humanos. Por ello, deberemos, entre todos y todas, conseguir que se mantenga, porque la energía, como tal, ni se crea ni se destruye, se transforma. Solo lo lograremos cuando consigamos también la sostenibilidad de la solidaridad de la ciudadanía navarra, no solo de una minoría, sino también y sobre todo de la mayoría.

lunes, 23 de mayo de 2011

Un día después del 22 de mayo de 2011

Han pasado menos de 24 horas desde que se conoció, al cien por cien, los resultados electorales en Navarra, que esta apasionante cita ha deparado en nuestra Comunidad Foral, tanto para el Parlamento como para los distintos ayuntamientos.

Debo, por convicción democrática, reconocer la derrota sin paliativos que ha “cosechado” el PSN-PSOE, mi partido desde hace más de 37 años, en estos comicios. Desde esta sincera humildad, quiero felicitar y reconocer el triunfo de las derechas en Navarra, de UPN con 19 parlamentarios y del PPN con 4 escaños más. Es decir, las derechas en Navarra, antes juntas bajo las siglas de UPN, han pasado de 22 parlamentarios a 23 en la nueva actualidad.

También, aunque su análisis requiere ciertas precisiones que las referiré levemente, hay que reconocer el significativo avance del nacionalismo vasco, en su doble vertiente de digamos más moderado (NaBai 2011) y más radical (Bildu). Habiendo obtenido 8 parlamentarios el primero, antes tenía 12 pero con la participación, en su seno, de EA y BATZARRE, que ahora están en otras coaliciones electorales (EA en Bildu y Batzarre en Izquierda Ezquerra), más 7 escaños para Bildu, lo que significa un total de 15 parlamentarios. Esto es que el nacionalismo vasco ha subido de 12 parlamentarios en 2007 a 15 parlamentarios en 2011. No debemos olvidar que en 2007 hubo bastantes votos nulos que, al parecer, deseaban votar a una opción nacionalista radical y que no lo pudieron hacer al haberse ilegalizado el correspondiente partido político.

El tercer bloque está configurado por la izquierda, que ha venido estando conformada por el PSN-PSOE y por Izquierda Unida. En estos comicios este bloque sociológico ha estado configurado por el PSN-PSOE y por Izquierda Ezquerra (Izquierda Unida + Batzarre), obteniendo un resultado algo inferior que el del 2007, pasando de 14 escaños a 12 parlamentarios en 2011. Es decir, no hay un trasvase rotundo y claro entre ambas opciones.

Esta es la foto fija, este es el reflejo de las elecciones forales del 22 de mayo. El bloque ideológico de la derecha se mantiene, aún fraccionada; el espacio nacionalistas vasco incrementa su representación, con los matices ya apuntados y con la división de opciones y, por el contrario, el espectro ideológico solamente de izquierdas, sin aditivos nacionalistas y/o independentistas, reduce su peso en la nueva configuración de la Cámara Foral.

Por tanto, las fuerzas nacionalistas navarras conservadoras confrontan sus ideologías y sus apoyos con las fuerzas nacionalistas vascas, más o menos independentistas y menos que más de izquierdas, achicando progresivamente el espacio de las opciones progresistas y de izquierdas, a las que el debate identitario y las fronteras de los territorios están superadas por las realidades y necesidades de la ciudadanía que vive en Navarra.

Y todo esto aderezado con la cruda realidad, cual es que ninguna opción o bloque ideológico obtiene la mayoría absoluta para poder conformar y soportar un gobierno estable, que resuelva los problemas reales y que genere las expectativas y la confianza necesarias para, entre todas y todos, construir un futuro mejor e inclusivo para todos y todas.

Pero, desgraciadamente, esta calificación la escribo desde el máximo respeto democrático, una vez más la ciudadanía ha puesto al PSN-PSOE y a Roberto Jiménez ante una rugosa encrucijada, tan sinuosa como la que se nos mostró en el año 2007. No debo reiterarme en el amor que siente Roberto Jiménez y nuestro partido para con todos los navarros y navarras, especialmente para aquellas y aquellos más necesitados, y también para con nuestra Comunidad Foral. No obstante, un partido político, por definición objetiva, se crea para transformar la sociedad a través de la representación obtenida cuando gana unas elecciones y este no ha sido, una vez más, el caso.

Cualquier escasamente iniciado analista concluiría, sin temor a equivocarse, que lo realizado por Roberto Jiménez y por el PSN-PSOE durante estos pasados 4 años; esto es, una oposición responsable, dando estabilidad institucional y apoyando, en lo transcendental, al Gobierno de UPN por el interés superior de Navarra, no ha sido valorado y, en consecuencia, refrendado por los electores, luego el esfuerzo, solamente desde el punto de vista partidario, ha sido baldío.

Ya sé que es humano tropezar dos veces en la misma piedra, pero no debemos perseverar en la equivocación y mantener la mismas actitud política, dado que eso bien pudiera llevar al PSN-PSOE a poder ser, en un futuro, un partido testimonial y residual en Navarra y ello creo que no lo desea nadie, menos la militancia socialista.

Por tanto, no hay que reproducir esa posición política. Deberemos analizar y prospectar otras vías que nos conduzcan, con el exigible esfuerzo, a conquistar tierras más fértiles para el socialismo navarro. Y, dentro de esa prospección, creo que el “pozo” puede estar en participar ya no desde la barrera, sino desde el ruedo, enfrentándonos al “toro” y formando parte del “cartel”.

Nuestra responsabilidad, la de Roberto Jiménez también, está en apoyar y apostar por una salida menos traumática y más solidaria de la crisis en nuestra Comunidad Foral y, para ello, deberemos estar en primera línea, no solo arrimando el hombro como hasta ahora, sino tirando del carruaje. Nuestra fuerza sigue siendo necesaria en Navarra porque así lo han querido la ciudadanía que bien sabia es.

Estos próximos días deben estar dedicados a pensar primero, a escuchar después, a reflexionar a continuación y a decidir finalmente lo mejor, a diseñar y aplicar la mejor manera de concitar los intereses de Navarra con los legítimos anhelos del PSN-PSOE, del socialismo navarro, que es eso y solo eso, pero ni más ni menos, socialismo y navarro.

domingo, 10 de abril de 2011

Portugal y España, un mismo espacio con dos caminos distintos

La península ibérica, conformada por Portugal y España, sin olvidar a Andorra y Gibraltar, contiene algunas similitudes y otras no desdeñables diferencias entre ambos países. De sobra es sabido que Portugal es una república y España una monarquía. También es conocido que en ambos países, durante los últimos años, han gobernado opciones políticas socialdemócratas. Y tampoco podemos obviar que, a estos dos vecinos, les ha afectado la crisis económica y financiera que ha azotado primero a EE UU y luego a toda Europa.

España y Portugal, integrantes de la Unión Europea, se han tenido que enfrentar, más concretamente desde finales de 2008, a una crisis financiera primero, que vino desde EE UU para instalarse junto a todos nosotros, y a una crisis económica después, que ha sido alimentada por especuladores financieros y que han buscado como objetivo, de manera menos transparente, el combate a nuestro estado del bienestar europeo, consiguiendo, entre otras cosas, la pérdida de numerosos empleos por el cierre inevitable de pequeñas y grandes empresas.

También existe otra común coincidencia, al menos en estos años recientes, que la oposición política portuguesa y española no ha dudado en no apoyar, aunque de diferente manera y con distinta intensidad, a los gobiernos socialdemócratas y a sus respectivos primeros ministros o presidentes José Sócrates y José Luis Rodríguez Zapatero. El PSD y el PP, ambos de corte conservador, han solicitado y buscado elecciones anticipadas y ambos han antepuesto los intereses políticos a las necesidades sociales y económicas. Hasta aquí unas cuantas coincidencias no solo vecinales.

Las diferencias aparecen en el recorrido y la suerte final que las medidas propuestas por ambos mandatarios y sus gobiernos, el primer ministro portugués y el presidente español, hayan obtenido finalmente. Afortunadamente, a juicio del firmante, en España las medidas propuestas han sido aprobadas, con mayor o menor consenso y con menor o mayor apoyo sindical y social, mientras que en Portugal no han logrado, al menos las más recientes, ni su apoyo parlamentario, ni tampoco su apoyo social.

Suerte de este distinto devenir, en nuestro país se han aplicado imprescindibles y, porque no decirlo, duras medidas que se han consensuado, dado que el PSOE no tiene mayoría absoluta, al menos políticamente y en lo referido a la reforma del sistema público de pensiones, también sindicalmente. Es decir, hemos podido modular y atemperar dichas medidas, en tiempo y forma, a nuestra propia realidad, salvaguardando, en muy gran medida, nuestro estado del bienestar y consiguiendo, todas y todos juntos, iniciar el camino para superar estas comunes dificultades, desde la senda de la recuperación, aunque, en todo ello, el PP haya estado ausente.

Por el contrario, nuestros hermanos portugueses no han tenido la misma suerte. Allá tampoco el partido conservador, el PSD, ha apoyado las medidas propuestas por el Gobierno socialista y, fruto de ello, han ocurrido dos hechos dignos de recordar durante años. El primero es que en Portugal habrá elecciones anticipadas, siendo la previsión inicial del resultado de las mismas que volverá a gobernar la derecha portuguesa. El segundo es que, al no haberse adoptado medidas directamente, Portugal ha tenido que solicitar el rescate financiero y económico al FMI y a la UE.

Esta dolorosa e inexorable petición, no buscada ni deseada por los socialistas portugueses, conllevará paradójicamente que, para obtener las ayudas precisas, habrán de adoptarse más y más duras medidas de ajuste fiscal y presupuestario; así como, otras referidas al mercado laboral, salarios, pensiones, etc. Esto es, que la derecha portuguesa, con la connivencia de otros partidos y de sectores sociales, ha conseguido, sin desgaste político alguno, golpear más duramente a la clase trabajadora que lo que pretendía el gobierno socialista.

“This is the question”. Esta es la cuestión. Los sectores, políticos, económicos, sindicales o sociales que no comparten ni entienden las medidas propuestas por el Gobierno de Zapatero y acordadas, con o sin consenso social, por el Parlamento de España, debieran mirar, bien por la izquierda o por la derecha, dependiendo de su ubicación ideológica, a nuestros vecinos portugueses y empezar a entender que más vale actuar a que otros actúen por ti. Que más vale reconocer una infección y tratarla a que el médico, por no haber actuado a tiempo, tenga que llevarte al quirófano.

Lo primero, al actuar, se le llama responsabilidad y concepto de país. Lo segundo, al confrontar, se le llama irresponsabilidad e interés particular. Ante esta situación, deberemos esforzarnos juntos para salir también juntos de la crisis. Lo ocurrido a nuestras vecinas y vecinos portugueses justifica una nueva petición a los sectores sociales de Navarra, en este caso muy personal, que no es otra que la de entender la dificultad y esforzarnos en apoyar a un gobierno que solo quiere lo mejor para las españolas y los españoles y no lo mejor para UPN o para el PP.

Sindicalismos del Siglo XIX y del Siglo XXI

Mi nombre es de sobra conocido y, en este caso, no es lo más importante. Mi ya larga trayectoria de compromiso sindical y político comenzó allá por los años setenta, fruto de su maduración fue la constitución junto a otras compañeras y compañeros, el lejano 19 de mayo de 1974, de la UGT y del PSOE en Navarra. En aquella época creíamos que los trabajadores y trabajadoras debíamos defender nuestros derechos uniéndonos sindicalmente pero, a la vez, dando cobertura a la acción sindical desde posiciones de izquierdas, progresistas y socialistas.

Baste recordar dos cosas hoy ya casi olvidadas. La primera es que fue Pablo Iglesias quien fundó primero el PSOE, en el año 1879 y, solo nueve años más tarde, la UGT, en el año 1888 y fue la UGT, en el año 1920, en su XIV Congreso, quien ya asumió la lucha de clases como principio básico de la acción ugetista. La segunda se refiere a su Declaración de Principios que dice: “La UGT es una institución eminentemente de productores …………………que respeta la más amplia libertad de pensamiento y táctica de sus componentes, siempre que estén dentro de la orientación revolucionaria de la lucha de clases y tiendan a crear las fuerzas de emancipación integral de la clase trabajadora obrera………”

Cierto es que todo evoluciona en la vida, que todas y todos nos adaptamos a los nuevos tiempos y a las cambiantes circunstancias, cierto es que cuando colaboré activamente en la refundación, en Navarra, de la UGT, después de duros años de dictadura, conocía estos principios y cierto es también que no pretendo que se apliquen en este siglo XXI a rajatabla. Pero, si cierto es todo lo anterior no lo es menos el hecho de que me entristezca y produzca dolor el ver como, paulatina, silenciosa y sigilosamente, estos principios, adaptados a estos tiempos presentes, se pierdan, se reconviertan en residuales y carezcan, en consecuencia táctica, de valor alguno.

La UGT nació, la refundamos, para que en Navarra defendiera los derechos e intereses de los trabajadores y trabajadoras de esta tierra, pero que acometiera esa importante tarea desde la ideología progresista y de izquierdas, que respetando la más amplia libertad de pensamiento de sus miembros, de sus afiliadas y afiliados, estos estén dentro de una orientación de izquierdas, el equivalente hoy al inicial término “revolucionaria de la lucha de clases”.

Desde mi dolor, seguramente poco comprendido, apelo al rearme ideológico de la Unión General de Trabajadores de Navarra, 36 años después de su refundación en nuestra Comunidad Foral. No todo vale ni todas y todos valen. No vale un sindicato solamente profesionalizado y desideologizado, un sindicato sin corazón. Necesitamos sindicatos con cabeza, que negocien y acuerden la mejora de las condiciones de vida de las trabajadoras y trabajadores, pero también con corazón, que lo hagan desde ideologías de izquierdas, porque no solo se trata de mejorar, también se trata de cambiar la sociedad por otra más justa. Que luche por las desigualdades sociales y no solo por los incrementos salariales, porque estos son efímeros y las otras tienden a ser perennes.

Este es el reto constante y este debe seguir siendo el objetivo preferente. Lo exclamo en las postrimerías de una nueva y reiterada celebración sindical, de un nuevo 1º de Mayo que celebraremos los ugetistas, junto a los progresistas de izquierdas, los socialdemócratas, dentro de 21 días. Que el árbol no nos impida ver el bosque. Que nuestros dirigentes estén a la altura del momento. Que estamos atravesando un espacio complejo, lleno de dificultades, donde algunas y algunos, que nada tienen de izquierdas, más bien todo lo contrario, están intentando alagar nuestros oídos, porque ven peligrar sus actuales privilegios.

En definitiva, vista larga y paso corto. No somos de hoy, venimos desde hace más de 122 años y las derechas siempre han sido nuestros adversarios, aunque nos dejen pasear por sus moquetas y sentarnos en sus sillones. Nosotros a lo nuestro, a la apuesta por los principios y valores de izquierdas, desde donde defender los intereses de las trabajadoras y trabajadores de Navarra, con cabeza pero también con corazón.

jueves, 10 de febrero de 2011

Navarra ya tiene su propia Ley Foral para las personas dependientes

El Parlamento de Navarra ha aprobado el dictamen final de una Proposición de Ley Foral del Partido Socialista de Navarra – PSOE, por la que se establece el procedimiento para el reconocimiento de la situación de dependencia y se regula la organización, las funciones y el régimen del personal que configura los equipos de valoración de la situación de dependencia en Navarra.

Por tanto, prontamente el Boletín Oficial de Navarra publicará esta nueva ley foral, que regula la tramitación en Navarra de las solicitudes de prestaciones, recursos y ayudas, de las ciudadanas y ciudadanos navarros que estén protegidos por la Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia y a las familias de España.

Navarra, con el impulso del Grupo Parlamentario Socialista, tiene un nuevo instrumento de derechos ciudadanos. Tiene garantías y medios para poder demandar si las ayudas, las prestaciones y servicios no llegan en el plazo legalmente establecido.

Los solicitantes podrán exigir su valoración de dependencia en no más de tres meses y su plan individual de atención en un segundo plazo también de otros noventa días. Es decir, que desde la solicitud hasta la obtención real de la prestación, servicio o ayuda, el plazo no pueda ni deba ser superior a seis meses.

Además, también a iniciativa del Grupo Socialista, el Parlamento ha aprobado una enmienda, que ya se ha introducido en esta ley, mediante la que se garantiza a la ciudadanía navarra, reconocida como dependiente, la percepción de sus ayudas sin retrasos, aplazamientos ni demoras.

Un nuevo triunfo social, un nuevo hito conquistado democráticamente desde la izquierda, un compromiso más del Partido Socialista de Navarra y de Roberto Jiménez, su Secretario General, con la defensa de los derechos sociales y con el mantenimiento y ampliación del estado del bienestar.

Algo avanzamos cuando la izquierda se preocupa de los problemas de los ciudadanos y aparca los intereses partidarios o la conquista de Navarra y su integración en otra Comunidad Autónoma vecina.

Los socialistas a lo nuestro, a solucionar problemas, pensando en el interés general.

viernes, 21 de enero de 2011

El Futuro ya tiene nombre, se llama CAMBIO y llegará el 22 de mayo

La ciudadanía solemos decir que no tenemos, en la inmensa mayoría de los casos, poder. Sostenemos la idea de que los demás deciden por nosotros y, lo más grave, defendemos, creo que sin razón, que nada se puede modificar, que todo está ya preestablecido.

Este determinismo sociológico, al que radicalmente me enfrento día a día, me lleva a afirmar lo contrario de lo general, lo distinto de lo común. Me impulsa a intentar, no solo sino junto a muchas y muchos más, que las cosas cambien, al menos desde mi punto de vista, a que la sociedad avance, a que la salud sea más eficiente, a que la educación enseñe valores, a que la universidad forme e investigue en el futuro, a que los servicios sociales sean más solidarios con las personas necesitadas, a que las personas jóvenes tengan futuro. En definitiva, a que el estado del bienestar se mantenga y no sea derrumbado por los llamados “mercados”.

Esta posición, ideológica por supuesto, que la he cultivado durante muchos años, la quiero mantener utilizando, para ello, mi poder democrático, el cual lo manifestaré el próximo 22 de mayo. En Tudela, ciudad donde he nacido y resido, y en Navarra, comunidad a la que siempre he pertenecido y a la que respeto y defiendo, dentro y fuera de ella.

Navarra, como Tudela, necesita un cambio, precisa alcanzar el nuevo siglo, este siglo XXI que ya lleva diez años de andadura, que ya ha conocido serias dificultades económicas y sociales, aunque no más trascendentales que las que conoció el pasado siglo XX, el anterior siglo XIX, etc. La vida, el camino del mundo está lleno de imprevistos, de dificultades, de peleas y, cuando no, de guerras.

Pero, solo debemos mirar al pasado para superarnos, para no cometer los mismos errores, para consolidar un mundo mejor, para generar felicidad en las personas, para desarrollar una mejor calidad de vida. Para eso y solo para eso nos debe servir mirar al pasado.

Por el contrario, debemos mirar al futuro, como los conductores miran hacia adelante, debemos defender nuestros anhelos sin olvidarnos de las necesidades de los demás, debemos mantener el modelo social y democrático de derecho. En consecuencia, deberemos defender la convivencia y el bienestar.

Este futuro debe ser moderno y cohesionado socialmente. Para ello, habrá que ajustarlo mediante las imprescindibles reformas, con el objetivo de hacerlo más fuerte y duradero. Ese futuro debemos protagonizarlo los que creemos que las cosas se pueden hacer mejor, de otra manera, los que consideramos que el pasado y sus recetas no son la solución para unos nuevos retos en un futuro distinto.

Para esto hay que cambiar, solo para esto o fundamentalmente para esto. Mi poder democrático lo voy a empeñar en ello. Primero votando, como siempre lo he hecho, y después optando por el cambio, por algo moderno, diferente, renovador e ilusionante.

Afortunadamente, en mi caso y en esta circunstancia lo tengo relativamente fácil, no siempre ha sido así. Participo de un proyecto que representa, en gran medida, mis ilusiones y que trabaja por dar satisfacción a las expectativas de muchos ciudadanos y ciudadanas progresistas y de izquierdas como yo.

Además, para que nada me falte, tengo un líder que sueña con defender y consolidar estos proyectos, yo le creo, se llama Roberto Jiménez y es el futuro de y para Navarra.