Tudela

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Todos mis sueños

domingo, 6 de noviembre de 2011

Buscando la solidaridad sostenible

En tiempos de dificultades, en momentos de estrecheces económicas, en circunstancias especiales las organizaciones, las entidades o las familias optan por mantener lo imprescindible por delante de lo importante. Eso mismo deben hacer, al menos es lo que yo pienso, todas las administraciones públicas. Hacer lo contrario o mirar para otro lado o vivir con la nostalgia del pasado, de lo que pudo pero ya no puede ser, es sencillamente asumir una irresponsabilidad que no tiene ni espacio ni tiempo en estas circunstancias.

Eso es lo que está haciendo el Departamento de Política Social, Igualdad, Deporte y Juventud del Gobierno de Navarra, bajo la responsabilidad de Elena Torres. Afrontar la realidad, analizar las alternativas, preservar lo importante y decidir con responsabilidad bajo un modelo social progresista que permite, a la luz de cualquier analista independiente, la comparación con otros modelos de gestión pública que se estén aplicando, con las mismas vicisitudes, en otras latitudes de España.

Prueba de esto es el Proyecto de Presupuestos del citado Departamento para el año 2012 o las inejecuciones aplicadas, con escaso espacio presupuestario y tiempo de aplicación al actual Presupuesto de 2011. Asumir su responsabilidad, como dijo Elena Torres en su primera comparecencia parlamentaria como Consejera, es digna, al menos, de respeto y consideración, aunque las decisiones adoptadas sean difíciles y complejas y éstas puedan, como no, ser criticadas y no compartidas por otras opciones políticas que no tienen la responsabilidad de gestionar o, lo más grave, ni tan siquiera aspiran a ello.

Pero no podemos ni debemos olvidar lo que Elena Torres ha dicho, no hace muchos días, en otra más reciente comparecencia parlamentaria. Entre otras muchas cuestiones, informaciones o reflexiones, manifestó que: “el fraude es el mayor enemigo de la solidaridad” o también dijo que: “la solidaridad debe ser sostenible”.

La Consejera Elena Torres, los socialistas en general y mi persona en particular apostamos por el desarrollo y consolidación de un estado social y democrático de derecho, aun en tiempos de crisis, conformado también por una Navarra solidaria. Pensamos que la solidaridad es un valor intrínseco de los progresistas y creemos que Navarra ha sido y va a seguir siendo solidaria con los más desfavorecidos, tanto dentro de nuestra Comunidad Foral, como fuera de nuestro país, en este caso sobre los pilares de la cooperación internacional al desarrollo.

Decisiones políticas, sustentadas en principios y valores progresistas y solidarios, como las expuestas recientemente sobre el Programa de Renta Básica, ilustran el compromiso social del socialismo navarro. Creer y, en consecuencia, proponer que la inmigración debe ser regular, dentro del marco legalmente establecido, con el fin de que las personas inmigrantes sean objeto de derechos y deberes, como cualquier otra persona o entender que el marco de atención a las personas más desfavorecidas se circunscribe a aquellas que ya residen entre nosotras y nosotros y no se puede extender, por imposibilidad material, a otras que no residen ya en Navarra, son principios y valores mayoritariamente compartidos por la ciudadanía de nuestra Comunidad Foral.

Mantener, sin rebajas, los importes de estas prestaciones es definir una apuesta clara por el sostenimiento en Navarra de un estado de bienestar solidario pero indisolublemente también sostenible, sobre todo cuando el importe de esta prestación es el más alto de España. Esta y no otra es la constatación de una voluntad, de un compromiso progresista del Departamento del Política Social, Igualdad, Deporte y Juventud de la Comunidad Foral, bajo la dirección de Elena Torres.

Plantear el necesario desarrollo de una contraprestación cuando se percibe la Renta Básica, rebautizada como Renta de Inclusión Social, por cuanto ese y no otro es su objetivo, la inclusión social, es avanzar en la línea del compromiso compartido, es poner de relieve que nada es gratuito y que todo está sujeto a derechos y deberes, que está sustentado en pilares de normalización y que todas y todos algo tenemos que decir y hacer en esta materia, la sociedad, las administraciones públicas y, como no, también las personas que están acogidas al citado programa social.

El objetivo de este programa, la Renta de Inclusión Social, tiene, a día de hoy, una amplia puerta de entrada y una estrecha puerta de salida. Por ello, es obligación de todas y todos, empezando por las administraciones públicas, el invertir estos parámetros y que, al menos, ambas puestas tengan las mismas dimensiones. Por tanto, no podemos olvidar, ni por un minuto, que el empleo es el método insustituible de inclusión social.

Este es el objetivo último, el empleo. Pero el empleo es un producto que crece en un campo favorable, sin inclemencias. En tanto estas inclemencias aminoran o desaparecen no podemos ni debemos perder el tiempo. La mejora de la empleabilidad de las personas sin empleo y, en este caso, también sin recursos económicos, es lo imprescindible, por delante de lo importante (frase ya acuñada por la Conejera de Política Social, Igualdad, Deporte y Juventud del Gobierno de Navarra). La formación dentro de los programas desarrollados por el Servicio Navarro de Empleo, en el marco de sus competencias y desarrollando todas las herramientas de las políticas activas de empleo, es el engarce de salida, es la fuerza que ensanchará la puerta.

En resumen, atender a nuestros conciudadanos, apostar por una inmigración legal y reforzar los compromisos mutuos, mediante los acuerdos de incorporación sociolaboral y la mejora de la empleabilidad a través de los programas formativos, dentro del marco de las políticas activas de empleo cuya competencia plena tiene nuestra Comunidad Foral, es un compromiso que puede no ser compartido, pero que tiene una clara orientación social y progresista.

La solidaridad no es una fuente inagotable, quien piense lo contrario se equivoca. La solidaridad es una energía positiva que la ejercemos racionalmente los seres humanos. Por ello, deberemos, entre todos y todas, conseguir que se mantenga, porque la energía, como tal, ni se crea ni se destruye, se transforma. Solo lo lograremos cuando consigamos también la sostenibilidad de la solidaridad de la ciudadanía navarra, no solo de una minoría, sino también y sobre todo de la mayoría.