Tudela

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Todos mis sueños

jueves, 27 de marzo de 2014

¿Qué significado tiene la expresión "cambio de régimen"?

Vengo leyendo, con relativa reiteración, la expresión "cambio de régimen". Término que se viene utilizando, no siempre de forma literal, sino articulando el núcleo, la idea de lo que se quiere decir, sobre dicha base, con expresiones tales como: "hay que cambiar el régimen en Navarra", "este régimen está ya agotado", etc. Utilización efectuada tanto por periodistas como por articulistas, más o menos interesados o menos que más independientes, a raíz del fracasado intento para que hubiese elecciones en Navarra, junto a las europeas, el próximo 25 de mayo.

Antes de pensar que dicha utilización tiene intereses políticos, legítimos estos, por supuesto, me he parado un momento a repasar que se quiere decir con la expresión "régimen", por cuanto el término "cambio" ofrece menos dudas semánticas. No reproduciré aquí todas y cada una de sus significaciones o acepciones, solamente aquellas que vienen al caso que me ocupa.

• Sistema político por el que se rige, gobierna o administra una nación.

• Conjunto de normas o reglas que dirigen o gobiernan una cosa, o que definen la administración de un estado o de una entidad.

Por tanto, cuando se enuncia y anuncia la necesidad o conveniencia de "cambiar un régimen", lo que se nos quiere decir, de forma implícita, aunque sería mejor que fuese de forma explícita, que se quiere y aspira a "cambiar" bien el sistema político que rige o gobierna la Comunidad Foral de Navarra, bien el conjunto de normas o reglas que dirigen o gobiernan Navarra o, cuando menos, la definición de la administración de esta nuestra Comunidad.

Siendo respetable el anhelo de unos para ser impuesto a todas y todos, también sería deseable, mejor dicho imprescindible, que se nos aclarase, a todas y todos, cuando menos bastante antes del momento en que tengamos que votar, qué se quiere decir cuando se utiliza la expresión "régimen", en enunciados o frases similares a las comentadas.

¿Se quiere decir que se va a cambiar el sistema político, actualmente democrático, constitucional y parlamentario que rige y gobierna la Comunidad Foral?

¿Se pretende, por otro lado, cambiar el conjunto de normas o reglas que dirigen y rigen en Navarra, normas también democráticas, constitucionales y emanadas del Parlamento Foral?

¿Se aspira a cambiar la definición de nuestra administración foral?

Si se quiere, aspira o pretende, legítimamente insisto, espero que democráticamente también, cambiar algo, se deberá decir, inmediatamente y a reglón seguido, por qué se quiere cambiar, al objeto de que la ciudadanía, única y última depositaria de sus destinos, valore los motivos del cambio que se propone y pretende; así como, qué se va a instituir en sustitución de lo que se modifica o elimina.

Como no me imagino, menos en este siglo XXI, que se pretenda cambiar nuestro sistema político, actualmente democrático, constitucional y parlamentario, debo pensar que lo que se quiere y aspira a cambiar está referido más a cambiar el sistema institucional de la Comunidad Foral de Navarra, dejando de ser una institución constitucional, propia y diferenciada y pasando a ser, mediante la utilización de la Disposición Transitoria Cuarta de nuestra Constitución Española, una provincia o territorio histórico más, dentro de la Comunidad Autónoma Vasca, como lo son Vizcaya, Guipúzcoa o Álava.

Obviamente y para conseguir este objetivo, de paso el citado, anunciado y avalado "cambio de régimen" también conllevará, por parte de quienes aspiren a ello, un cambio de gobierno en nuestra Comunidad Foral de Navarra. Un nuevo Gobierno de Navarra, me imagino que no por mucho tiempo como tal, por cuanto dicha pretensión buscará que esta institución se transforme en la cuarta Diputación Foral de la Comunidad Autónoma del País Vasco.

Por tanto, respetando democráticamente los deseos, aspiraciones y pretensiones de quienes desean un "cambio de régimen" en la Comunidad Foral de Navarra, como resultado de la próximas elecciones, si este "cambio de régimen" conlleva lo que yo presupongo respetuosamente y que he querido reflejar en los párrafos anteriores, mi posición, como socialista y como navarro, es que no se produzca en Navarra el mencionado y deseado, por una parte de la ciudadanía navarra, "cambio de régimen".

Para ello, es democráticamente imprescindible clarificar el debate, desarrollar las propuestas, al objeto de que todas y todos sepamos, con meridiana claridad, lo que vale nuestro voto y para que servirá el votar a unas formaciones políticas u otras. El PSN-PSOE ha pretendido, pretende y pretenderá siempre, asentar primero y defender después el actual modelo institucional de Navarra, como comunidad propia y diferenciada, dentro del marco de nuestra Constitución y del Estado Español.

A su vez, también el PSN-PSOE ha aspirado, aspira y aspirará siempre, a aplicar y desarrollar, en nuestra Comunidad Foral, unas políticas progresistas, sustentadas en programas sociales justos y avanzados, en una educación convivencial, moderna y útil, que garantice la riqueza de la diversidad y fundamentalmente la igualdad de oportunidades; en una sanidad pública eficiente y en unas políticas sociales solidarias con las personas con mayores dificultades y sostenibles por el conjunto de la ciudadanía.

Por tanto, aquellos ciudadanos y ciudadanas que quieran que Navarra siga siendo una comunidad foral propia y diferenciada y que, a su vez, en ella, se desarrollen políticas progresistas, en las áreas educativas, sanitarias, sociales, etc., seguirán teniendo a los socialistas navarros para conjugar, defender y aplicar ambos espacios, no solo uno u otro de ellos, sino ambos a la vez y de forma indivisible. En definitiva, defender una Navarra como Comunidad Foral propia y diferenciada, dentro del Estado Español y, a su vez, inseparablemente, una Navarra progresista y de izquierdas, que desarrolle un verdadero estado del bienestar sostenido y sostenible.

Sé que hay alternativas y opciones políticas que defiende bien lo primero o bien lo segundo, pero no hay ninguna opción política, salvo el PSN-PSOE, que defienda, en Navarra, ambas cosas a la vez y de forma inseparable. Decir lo contrario es faltar a la verdad.

martes, 18 de marzo de 2014

Legitimidad social y legitimidad política

Este pasado fin de semana he leído atentamente, en algún medio de comunicación, las opiniones de compañeras y compañeros del PSN-PSOE, referidas estas a la situación que está atravesando mi partido, más agravada después del malogrado intento de celebrar elecciones forales el próximo 25 de mayo; también sobre el proyecto político que debe representar el PSN-PSOE y finalmente sobre el liderazgo de nuestro Secretario General, Roberto Jiménez.

Nada opinaré sobre lo expresado por ninguno de mis compañeros y compañeras, por cuanto todas y todos me merecen un respeto y, lo más importante, lo único que han hecho es ejercitar su derecho a la libertad de expresión. Una pena es que bastantes de ellos o ellas no expongan sus criterios, además de hacerlo ante la sociedad, también ante los órganos rectores del socialismo navarro. Así mismo, sería deseable que los y las socialistas nos hiciésemos autocrítica directa y personal, al menos a la vez que ejercitamos la crítica sobre terceros, no vaya a ser que se cumpla el viejo refrán: "consejos vendo y para mí no tengo", en este caso, en tiempo pasado, "para mí no tuve".

Tampoco me referiré a lo planteado en cuanto a los aspectos ideológicos o programáticos, por cuanto, la mayoría de ellos, son enunciados breves, sobre los cuales, con toda seguridad, estamos todas y todos los socialistas de acuerdo. Además, en pocos meses, el PSN-PSOE celebrará su Conferencia Política, donde se debatirán y acordarán los perfiles y las líneas ideológicas que la federación socialistas quiere ofrecer, como soluciones a los problemas, a la ciudadanía navarra. Seguro que los compañeros y compañeras "opinadores y opinadoras", desarrollarán sus enunciados con propuestas más sesudas y las aportarán a los debates de la citada conferencia, al objeto de que sean sometidas, como las demás, a la crítica previa y al consenso posterior.

Si que aprovecharé algunos trazos de lo leído para reflexionar sobre la dualidad que se está generando, no solo en nuestra federación socialista, también en otras, ante la legitimidad social que un candidato o candidata socialistas a unas primarias pueda obtener, una vez elegido o elegida, y la legitimidad política o, mejor dicho, partidaria que tiene la persona que, después de un congreso resulte elegido o elegida como Secretario/a General.

A veces se puede intuir que la insistente exigencia, legítima esta, de que se celebren, lo antes posible, unas primarias en nuestro partido, bien sea en el ámbito nacional o regional, no solo busca la elección del mejor candidato o candidata a representar al socialismo en unas futuras elecciones, sino que, además y colateralmente, busca el relevo indirecto, forzado y anticipado del líder en dicho ámbito.

Con las normas que se ha dotado el PSOE, partido que aplica ya, casi en exclusiva, el método de primarias para elegir a sus candidatos o candidatas, se busca obtener un liderazgo y una legitimidad social, desde una profundización democrática, por cuanto, pudiera llegar a ser, si así se revalida en las correspondientes elecciones, el Alcalde o Alcaldesa de una ciudad, el Presidente o Presidenta de una CC AA o de España. Pero, la persona elegida en unas primarias es eso, solo eso, ni más ni menos que eso, un candidato o candidata electoral.

Por tanto, no es la persona responsable, al menos hasta que un Congreso lo decida también democráticamente, de dirigir un partido, bien sea en el ámbito estatal, regional o local. Se podrá argumentar que los planos son complementarios y cierto es que lo son. También, que no es buena la bicefalia, seguramente no lo será, al menos en algunas formaciones políticas, por cuanto en otras es la tradición y con ella conviven armónicamente. Pero, lo cierto es que una elección, las primarias, es para ser candidato o candidata y otra elección distinta, los congresos, es para ejercer las responsabilidades, tanto la Secretaría General como el resto de las funciones de dirección en un partido, en mi caso en el PSOE y en cada una de sus federaciones.

Ambas elecciones, democráticas las dos, otorgan legitimidad a los elegidos o elegidas, una social y electoral y otra política y partidaria. Lo que no cabe es intentar entrar por la "puerta" de la primera, esto es a través de las primarias, para "ocupar" la segunda, que solo le corresponde a los afiliados y afiliadas, representados por sus delegados y delegadas, reunidos en un Congreso convocado al efecto.

Las personas que son elegidas deben cumplir con los objetivos y los plazos para los cuales fueron designadas. No hacerlo sería grave e incurriría en un incumplimiento de los compromisos adquiridos cuando se presentó como candidato o candidata. Solamente cuando el órgano supremo de control no mantuviese explícitamente el apoyo y la confianza, cosa que no ocurre en Navarra, es cuando estaría justificado proceder a su expresa ratificación o renovación. Por ello, las responsabilidades, los objetivos y los procesos de una y otra función son distintos y, por tanto, se proveen de manera diferente y en plazos disociados.

Este año el PSOE, también el PSN-PSOE, va a proceder a elegir a sus candidatos y candidatas, mediante el procedimiento de primarias. En Navarra elegiremos al candidato o candidata que presentaremos a las elecciones forales y también a los candidatos y candidatas a las elecciones municipales. Pero, por contra, este año 2014, que nadie se frustre por ello, no elegiremos a los Secretarios o Secretarias Generales, ni del PSN-PSOE, ni de ninguna de las Agrupaciones Locales.

La elecciones de nuestros líderes políticos, compañeros y compañeras socialistas, se abordará cuando proceda. Solamente recordar que sus elecciones se produjeron hace ahora unos dos años y, por tanto, solo llevan la mitad de su mandato, luego no pueden faltar a su responsabilidad libremente asumida. Sera en ese momento cuando hablaremos de elección de responsables orgánicos y no ahora que solo procede hablar de las designaciones de candidatos o candidatas electorales, salvo que lo que se pretenda, aunque no se diga, es provocar el "derrocamiento" de líder del partido, estatal, regional o local, a través de un procedimiento no establecido para ello, sino para la designación de candidatos y candidatas para unas próximas elecciones.

viernes, 14 de marzo de 2014

Navarra, PSOE, Primarias y Candidaturas

Cierto es que el Comité Federal del PSOE, celebrado pocos meses atrás, adoptó, por razonable consenso, el criterio de que ahora no es el tiempo de hablar de primarias, menos aún de candidatos o candidatas, que ahora toca trabajar para ganar las elecciones europeas. Criterio que yo comparto plenamente.

No obstante, lo ocurrido este mes en Navarra, referido al acuerdo adoptado por la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE, el pasado 5 de marzo, impidiendo, con él, la convocatoria de elecciones anticipadas en nuestra Comunidad Foral, el próximo 25 de mayo, acuerdo que, por cierto, fue "acatado" pero no "compartido" por el Comité Regional del PSN-PSOE, celebrado el pasado 6 de marzo, hace necesario abrir nuestras mentes a la reflexión, de cara a los meses de otoño, que será cuando se celebrén las primarias del PSOE, para elegir nuestro candidato o candidata a la Presidencia del Gobierno de España, en las elecciones generales de 2015.

La Comunidad Foral de Navarra ha venido siendo "pieza instrumental" del entramado institucional del Estado Español. Unos para "desgajarla" de él y "anexionarla", durante muchos años mediante la utilización de la fuerza y la violencia, a otro "ente" nuevo y distinto, todavía por construir. Otros para "sujetarla" y "mantenerla" dentro del actual modelo constitucional, esto es formando parte del Estado Español.

Pero, unos y otros han utilizado a Navarra como elemento de confrontación y ataque político y electoral, sin pensar y respetar lo que realmente cree y desea la ciudadanía navarra, elemento sustancial desde donde debe partir cualquier análisis y posterior actuación. Navarra, con sus gentes, ha sido "interpretada" casi siempre por ajenos, por actores desconocedores de los deseos intrínsecos de la ciudadanía navarra. Yo, como navarro y también, de forma inseparable, como socialista, deseo que la Navarra siga siendo una Comunidad Foral, una institución propia y diferenciada dentro del Estado Español. Otras y otros, con la misma legitimidad que yo, desean que Navarra se integre en otro ente distinto. Unos y otros, unas y otras, nos merecemos un respeto y un ejercicio libre, reitero libre y democrático a la hora de adoptar individual o colectivamente nuestras decisiones.

El futuro de Navarra, para mí como Comunidad Foral propia y diferenciada, deberemos acordarlo los navarros y navarras, en ningún caso otros y otras, por cuanto así lo dispone nuestra tan mentada y recordada, cuando interesa apelar a ella, Constitución Española, en su Disposición Transitoria Cuarta, obviamente, siempre, de una u otra forma, dentro del Estado Español.

Por ello, un partido, cualquier partido, en mi caso el PSOE, que lo considero un partido, por pura obviedad de sus actos, constitucional y, a su vez, según se autodenomina, federal, deberá entender, mejor que cualquier otro, la singularidad de Navarra y respetarla como tal, no solo en el ámbito institucional, sino también en el espacio partidario. Esto, que parece obvio e innecesario plantearlo, no viene siendo el método de decisión política de la mayoría de los partidos con implantación nacional, tanto mayoritarios como minoritarios, tampoco en el caso del PSOE.

Para todos ellos, los "forzados" e innecesarios "tirones" a Navarra, para "sujetarla" y "mantenerla" dentro del actual modelo constitucional, esto es formando parte del Estado Español, son la constante que, además de ser elemento de confrontación política y electoral, con la ciudadanía navarra en medio, aturdida y atónita, sin entender, ya en el siglo XXI, el porqué, puede conseguir el efecto contrario y, por tanto, nada deseado. Cuando, además y en todo caso, la Constitución Española garantiza la unidad del Estado Español, sea Navarra una Comunidad Foral como ahora o democráticamente deje de serlo y forme parte de la Comunidad Autónoma del País Vasco, posibilidad que yo, como ya he anticipado, como socialista y como navarro, "combatiré" democráticamente, para que esto no ocurra, pero siempre dentro de la legalidad y de las reglas de juego.

Ya va siendo hora de que el resto de los españoles y españolas, yo también me considero español, respeten nuestro ámbito de actuación social y política, constitucionalmente reconocida, siempre que esta se produzca dentro de los espacios de plena libertad y se decida democráticamente, por cuanto, esta "tutela" prolongada, además de cansar, puede aparentar que la ciudadanía navarra, aún con más de sesenta años, como es mi caso, sigue siendo menor de edad.

Por ello, cuando en otoño se postulen candidatos o candidatas a las primarias del PSOE, para elegir a nuestro candidato o candidata a la Presidencia del Gobierno de España, deberemos preguntarle abiertamente sobre estas cuestiones, al objeto de conocer públicamente su posicionamiento y, en función de ello, además de otros aspectos y criterios, también importantes, en materias económicas y sociales, decidir a quién apoyar, para que sea nuestro candidato o candidata socialista a la elecciones generales de 2015, para que lo sea también de Navarra; es decir, de los socialistas y las socialistas navarras.

Esta sí que será una oportunidad democrática, para apoyar a quién realmente crea en la mayoría de edad de la ciudadanía navarra, particularmente de las personas que, como socialistas, formamos parte de ella. También en la mayoría de edad del PSN-PSOE y, con ello, evitar reiteradas "sorpresas", que se vienen manifestando continuadamente en nuestro decidir social y político.