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jueves, 6 de noviembre de 2014

Osasuna juega su mejor partido en el Parlamento

Osasuna, el equipo de fútbol más relevante de Navarra, que despierta, como otros muchos equipos, pasiones, enfados y controversias, es un club fundado en 1920, constituyendo una entidad de gran arraigo social que trasciende, según dicen algunos, lo meramente deportivo y que, durante años, ha constituido una referencia para la sociedad navarra y un estímulo para la práctica deportiva de los jóvenes.

Como dice el preámbulo de una propuesta de Ley Foral, la cual, según parece, se dirige a facilitar la recuperación de la estabilidad financiera de la citada entidad deportiva, mediante la reestructuración de su deuda tributaria, nos recuerda que, en el año 2003 se aprobó la Ley Foral 1/2003 por la que se concedió al Club Atlético Osasuna un aval máximo de 18 millones de euros, ante diversas entidades financieras, y que actualmente la cantidad avalada asciende a 7,2 millones de euros.

También se afirma en dicho preámbulo, aunque será objeto de un futuro y riguroso análisis formal por parte de la Cámara de Comptos, que la Hacienda Tributaria de Navarra ha realizado desde 2008 diversas actuaciones para que el Club Atlético Osasuna regularizara sus obligaciones en materia fiscal y que la entidad solicitó diversos aplazamientos, al amparo de la normativa vigente.

Finalmente, aunque no se dice tal cual, el no prever que podría ocurrir lo que finalmente ocurrió, es decir el descenso de categoría, se afirma, como no podría ser de otra manera, que su situación financiera se ha visto gravemente debilitada con motivo del descenso a la Segunda División A de la Liga Nacional de Fútbol Profesional. Y yo añadiría, su situación financiera y, por supuesto, tributaria, por cuanto, al menos para mí, es tan importante lo segundo, la deuda tributaria con todos los navarros y navarras, que la situación financiera.

El abandono del "barco", de las responsabilidades al frente de Osasuna, por parte de los directivos que han llevado al Club a esta bancarrota, generó una nueva dificultad de gestión y representación, la cual se ha venido supliendo, no sin dificultades externas e internas, por la Junta Gestora, Presidida por Javier Zabaleta, persona que no tengo el gusto de conocer, pero que, como no podría ser de otra manera, respeto sinceramente. Esta Junta Gestora ha tomado las riendas de Osasuna, desde junio, y ha continuado guiando el "barco", con el gran boquete que tenía en su casco, ante la ausencia de candidaturas para regir los destinos del Club. Se ve, a la luz está, que es más fácil guiar el "barco" en la abundancia que en la precariedad.

Claro está, al menos a mi juicio, que no solo las distintas Juntas Directivas pudieran tener, que las tendrán, distintas responsabilidades, las cuales se sustanciarán en su momento, a la luz de la imprescindible auditoría independiente y rigurosa, sino que el Gobierno de Navarra, bien por acción o por omisión in vigilando, tienen responsabilidad, cuando menos política, al haber consentido y no frenado a tiempo, el sistemático y continuo crecimiento de la deuda tributaria de Osasuna con todos los navarros y navarras. Este segundo aspecto también deberá ser depurado en los ámbitos que correspondan, al amparo de las conclusiones de la futura auditoría de la Cámara de Comptos.

Pero el enfermo, el Club Atlético Osasuna, con 94 años de edad, está en la UVI y casi desahuciado, hasta tal punto que, si no se remedia antes de mediados del próximo diciembre, bajará, todavía más, de categoría profesional, con todo lo que ello representa, no solo económicamente sino social y deportivamente. Lo curioso del caso es que, este enfermo grave, de 94 años, no va a ser "operado" por el Gobierno de Navarra, que es el que debiera hacerlo, ni por ninguno de sus especialistas (hacienda o deportes), sino por un equipo externo, en este caso el Parlamento de Navarra. Una vez más, el Gobierno de Navarra, con su Presidenta Yolanda Barcina a la cabeza, no resuelve los problemas de la ciudadanía y tiene que ser el Parlamento, que sí representa al conjunto de esa ciudadanía, quien responsablemente aborde, con muchos menos medios técnicos, la "operación", la cual, como ya he indicado, es a vida o muerte.

Obviamente, como siempre hemos actuado, el PSN-PSOE, de una manera responsable, aunque manteniendo algunas dudas y sombras sobre el pasado, las cuales se deben aclarar sin ambages, suscribe y, con ello, facilita la tramitación y su posterior debate y consenso parlamentario de la propuesta o proposición de ley foral, que finalmente sirva de "operación" trascendental y salve al grave enfermo Osasuna. Es triste que un equipo deportivo, que muchos años atrás fue ejemplo de prudencia, humildad y buena gestión económica, tenga que "salvarse" no en los campos de futbol, sino en los espacios políticos y parlamentarios.

Como un ciudadano navarro más, unos últimos ruegos o peticiones, además de las referidas a la asunción de responsabilidades de todo tipo y condición, por los distintos actores, gestores del club y responsables institucionales. Que lo sucedido no vuelva a ocurrir. Que, a la hora de comprometer gastos, se tenga en cuenta que no siempre se obtienen los mismos o similares ingresos, recordando, para ello, la parábola de las "siete vacas gordas y las siete vacas flacas". Que la gestión del Club Atlético Osasuna, a partir de ahora, se base en criterios de eficacia y eficiencia, no solo deportiva sino, tan y más importante, económica, por cuanto no queremos, dentro de otros cuantos años, estar nuevamente hablando de lo mismo. Que no se asuman nuevas y mayores deudas y que, para ello, no se generen nuevos déficits.

No sé si es mucho pedir y rogar, pero es lo necesario y consecuente, para que Osasuna no vuelva a tener que jugar otro partido en el Parlamento.

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