Tudela

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Todos mis sueños

domingo, 10 de abril de 2011

Portugal y España, un mismo espacio con dos caminos distintos

La península ibérica, conformada por Portugal y España, sin olvidar a Andorra y Gibraltar, contiene algunas similitudes y otras no desdeñables diferencias entre ambos países. De sobra es sabido que Portugal es una república y España una monarquía. También es conocido que en ambos países, durante los últimos años, han gobernado opciones políticas socialdemócratas. Y tampoco podemos obviar que, a estos dos vecinos, les ha afectado la crisis económica y financiera que ha azotado primero a EE UU y luego a toda Europa.

España y Portugal, integrantes de la Unión Europea, se han tenido que enfrentar, más concretamente desde finales de 2008, a una crisis financiera primero, que vino desde EE UU para instalarse junto a todos nosotros, y a una crisis económica después, que ha sido alimentada por especuladores financieros y que han buscado como objetivo, de manera menos transparente, el combate a nuestro estado del bienestar europeo, consiguiendo, entre otras cosas, la pérdida de numerosos empleos por el cierre inevitable de pequeñas y grandes empresas.

También existe otra común coincidencia, al menos en estos años recientes, que la oposición política portuguesa y española no ha dudado en no apoyar, aunque de diferente manera y con distinta intensidad, a los gobiernos socialdemócratas y a sus respectivos primeros ministros o presidentes José Sócrates y José Luis Rodríguez Zapatero. El PSD y el PP, ambos de corte conservador, han solicitado y buscado elecciones anticipadas y ambos han antepuesto los intereses políticos a las necesidades sociales y económicas. Hasta aquí unas cuantas coincidencias no solo vecinales.

Las diferencias aparecen en el recorrido y la suerte final que las medidas propuestas por ambos mandatarios y sus gobiernos, el primer ministro portugués y el presidente español, hayan obtenido finalmente. Afortunadamente, a juicio del firmante, en España las medidas propuestas han sido aprobadas, con mayor o menor consenso y con menor o mayor apoyo sindical y social, mientras que en Portugal no han logrado, al menos las más recientes, ni su apoyo parlamentario, ni tampoco su apoyo social.

Suerte de este distinto devenir, en nuestro país se han aplicado imprescindibles y, porque no decirlo, duras medidas que se han consensuado, dado que el PSOE no tiene mayoría absoluta, al menos políticamente y en lo referido a la reforma del sistema público de pensiones, también sindicalmente. Es decir, hemos podido modular y atemperar dichas medidas, en tiempo y forma, a nuestra propia realidad, salvaguardando, en muy gran medida, nuestro estado del bienestar y consiguiendo, todas y todos juntos, iniciar el camino para superar estas comunes dificultades, desde la senda de la recuperación, aunque, en todo ello, el PP haya estado ausente.

Por el contrario, nuestros hermanos portugueses no han tenido la misma suerte. Allá tampoco el partido conservador, el PSD, ha apoyado las medidas propuestas por el Gobierno socialista y, fruto de ello, han ocurrido dos hechos dignos de recordar durante años. El primero es que en Portugal habrá elecciones anticipadas, siendo la previsión inicial del resultado de las mismas que volverá a gobernar la derecha portuguesa. El segundo es que, al no haberse adoptado medidas directamente, Portugal ha tenido que solicitar el rescate financiero y económico al FMI y a la UE.

Esta dolorosa e inexorable petición, no buscada ni deseada por los socialistas portugueses, conllevará paradójicamente que, para obtener las ayudas precisas, habrán de adoptarse más y más duras medidas de ajuste fiscal y presupuestario; así como, otras referidas al mercado laboral, salarios, pensiones, etc. Esto es, que la derecha portuguesa, con la connivencia de otros partidos y de sectores sociales, ha conseguido, sin desgaste político alguno, golpear más duramente a la clase trabajadora que lo que pretendía el gobierno socialista.

“This is the question”. Esta es la cuestión. Los sectores, políticos, económicos, sindicales o sociales que no comparten ni entienden las medidas propuestas por el Gobierno de Zapatero y acordadas, con o sin consenso social, por el Parlamento de España, debieran mirar, bien por la izquierda o por la derecha, dependiendo de su ubicación ideológica, a nuestros vecinos portugueses y empezar a entender que más vale actuar a que otros actúen por ti. Que más vale reconocer una infección y tratarla a que el médico, por no haber actuado a tiempo, tenga que llevarte al quirófano.

Lo primero, al actuar, se le llama responsabilidad y concepto de país. Lo segundo, al confrontar, se le llama irresponsabilidad e interés particular. Ante esta situación, deberemos esforzarnos juntos para salir también juntos de la crisis. Lo ocurrido a nuestras vecinas y vecinos portugueses justifica una nueva petición a los sectores sociales de Navarra, en este caso muy personal, que no es otra que la de entender la dificultad y esforzarnos en apoyar a un gobierno que solo quiere lo mejor para las españolas y los españoles y no lo mejor para UPN o para el PP.

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